Los disidentes decidieron rápidamente formar bloque propio en el Parlamento. Pero se mantienen dentro de la coalición gobernante. Lo cierto es que el gobierno de derecha logró evitar el colapso, después de la partición de su aliado populista, gracias a la buena disposición de los defectores. Estos moderados rompieron filas cuando la dirigencia de su partido eligió como nuevo líder a Jusi Halla-aho, conocido por su antieuropeísmo y su agresiva prédica anti inmigratoria.
Los que se separaron son nada menos que 21 de los 38 legisladores con que cuenta el partido, incluyendo al ministro de Relaciones Exteriores, Timo Soini, el líder reemplazado. De inmediato ratificaron su apoyo y permanencia en la alianza gobernante de tres partidos, encabezada por el Primer Ministro, Juha Sipila.
Pero, en principio, la crisis desapareció tan rápido como irrumpió.