Ante un escenario mundial distinto (sin “viento de cola”) aún con dificultades de demanda, las exportaciones provenientes del agro serán el sector de mejor capacidad de reinserción internacional comercial, señala el informe número 119 de “Desarrollo de Negocios Internacionales” (DNI), que firma su director general, Marcelo Elizondo
La Argentina ha exhibido en los últimos años dificultades para sostener su vinculación comercial externa. Ha perdido 2 puntos porcentuales en la participación en las exportaciones de Sudamérica (de alrededor de 8% a alrededor de 6%), ha tenido, a la vez, resultados menguantes desde 2011 en sus ventas externas y muestra hoy dificultades de acceso a cadenas globales de valor.
La administración anterior privilegiaba las exportaciones industriales (preferidas por menores tasas de impuestos a la exportación –retenciones- y menos regulaciones exigidas para exportar, hasta diciembre pasado) pero ellas no crecieron en participación en el total de ventas al exterior, aún en medio de caídas en el total de ventas externas de bienes físicos y específicamente del desplome de exportaciones de combustible y energía.
Los resultados exhiben que, mientras las exportaciones de combustibles y energía perdieron en diez años enorme participación por menores volúmenes –y ahora precios- , son las de origen agropecuario las que han crecido en el total (ese total, que en diez años creció poco y que en los últimos cuatro años decreció).
Esto que se explica, amén de exhibir una notoria contradicción entre el objetivo (de la administración anterior) y los resultados, muestra que es en las exportaciones de origen agropecuario (manufacturadas y/o primarias) donde Argentina exhibe las principales (y de más rápido potencial) capacidades de reinserción comercial internacional, ahora que se han removido las principales barreras para el comercio exterior emisivo.
En diez años creció la participación de las “agro exportaciones”
Las exportaciones argentinas de bienes, en 2015, habrían ascendido a 61.620 millones de dólares (según cálculos estimativos, dada la inexistencia de datos oficiales finales anuales).
En ese total, la participación (2015) de las manufacturas de origen agropecuario fue del 41% en el total (25.670 millones de dólares). Mientras, la de productos primarios ascendió a 25% (15.650 millones de dólares).
De tal modo que entre productos primarios (que incluyen granos -cereales y oleaginosos-, carne sin procesar, frutas, pescados sin procesar, hortalizas -entre otros-) y las manufacturas de origen agropecuario (que se componen de aceites vegetales comestibles, harinas, carnes procesadas, jugos concentrados, vinos, alimentos elaborados finales fraccionados -entre otros-), siendo todas exportaciones de origen agropecuario; suman en su conjunto el 66% del total. Se trata de nada menos dos tercios del total exportado.
Las manufacturas de origen industrial (entre las que se destacan los productos de la industria automotriz, los químicos, los plásticos o la siderurgia -entre otros-), mientras tanto, representaron el año pasado 31% del total.
Por su parte, las exportaciones de combustible y energía solo explicaron en el conjunto de ventas externas el 3%.
Las exportaciones argentinas fueron en 2015 (medidas en dólares), las más bajas desde 2008. Desde 2011, año del récord histórico, nunca más superaron o siquiera alcanzaron cifras cercanas a aquellos 84.000 millones de dólares.
Si se efectúa una evaluación de un decenio completo (2006, comparándolas con las de 2015), se comprueba que las exportaciones de 2015 fueron (solamente) unos 15.000 millones de dólares (aproximadamente) más altas que en el año 2006; y que en 2015 fueron (apenas) unos 21.000 millones de dólares más altas que en 2005.
Si se compara el alza entre las dos puntas del decenio (2006/2015) se comprueba que trata de un crecimiento promedio de solo unos 1.500 millones de dólares (aproximadamente) por año.
En 2005 las exportaciones llegaron a 40.352 millones de dólares) y en 2006 a 46.539 millones de dólares.
Pero (como se ha dicho) fueron a la vez en 2015 unos 20.000 millones (aproximadamente) más bajas que en el pico de 2011 (el mejor resultado alcanzado en la historia).
Ahora bien: lo que ha cambiado, en el marco de estos malos resultados generales, y de modo destacable, en un decenio, es la participación de los diversos rubros en el total de exportaciones.
Así, en 2006 los productos primarios representaban el 19% del total, y las manufacturas de origen agropecuario explicaban el 33% del total. De tal manera que ambos rubros de origen agropecuario generaban el 52% del total.
Las manufacturas de origen industrial habían explicado, por su parte, en 2006, el 31% del total.
De tal manera que aún con la combinación de inflación de costos internos y caída de precios internacionales de los productos agropecuarios, la desaceleración de la economía asiática o la recesión europea, el conjunto de exportaciones de origen agropecuario (primarios o manufacturados) pasó en diez años de explicar el 52% del total (2006) a explicar el 66% del total.
Sólo a título informativo puede afirmarse que en 2005 los productos primarios explicaron el 20% del total, la manufacturas agropecuarias el 32% (en conjunto, por lo tanto, también fueron el 52%), mientas que las manufacturas industriales generaron en 2005 el 29% del total.
Para comprar distintos tipos de exportaciones manufacturadas, puede mostrarse que en 2006 (diez años antes) las exportaciones de manufacturas agropecuarias solo superaban a las industriales en 451 millones de dólares. En 2015 (diez años después) las de manufacturas de origen agropecuario fueron unos 6.000 millones de dólares mayores.
Lo anterior puede decirse de otro modo: en 2006 (un decenio antes) las exportaciones de MOA eran apenas 3% más altas que las de MOI. El año pasado (diez años después) las ventas externas de MOA fueron 27% mayores a las de MOI.
Claramente en este lapso han perdido participación las exportaciones de combustible y energía. En 2015 fueron solo el 3% del total. Habían sido en 2006 el 16% del total y en 2005 el 17% del total.
Aún con políticas de desaliento, se ha vivido (pese a los malos resultados generales, por mayor incidencia relativa en el total) un decenio de “agrización” de exportaciones
Es notable, por ende, constatar que las exportaciones de origen agropecuario, aún a pesar de trabas tributarias (retenciones), bajas de precios internacionales, complicaciones regulatorias administrativas procesales (registros –permisos- exigidos para explotar), incertidumbre regulatoria interna (hasta diciembre) y atraso cambiario (también hasta diciembre de 2015) ganaron una participación en un decenio de 14 puntos porcentuales. O, lo que es lo mismo, en un decenio lograron una incidencia en el total que es 26% más alta que en 2005 o 2006.