<p>La HM no adhirió inicialmente a la revolución de la plaza Tahrir (25 de enero), aquella “jornada de ira” laica. Tiempo después, la organización –fundada en 1928 por Hasán al-Banná- bajó a ese escenario, pero sin buscar liderazgos, al menos en esta fase. Prohibida en 1982 por el régimen de Mubarak, hoy se la considera como principal grupo opositor a los partidos no religiosos. Desde agosto, inclusive dialogan con los coroneles.<br />
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En cierto sentido, el otro sector confesional (los salafíes, fuertes también en Libia y Sudán) parece jugar en favor de la Hermandad. Mientras ésta desdeña las protestas y parlamenta con la junta hoy dimitente, los salafíes son proactivos y fanáticos.<br />
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Ultraconservadores y violentos, se consideran únicos intérpretes válidos de la Shariyá (ley islámica, apoyada también en Trípoli). En realidad, adhieren cerradamente al credo legado por las tres generaciones fundacionales de la propia fraternidad.<br />
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Por supuesto, el movimiento juvenil –a diferencia de los ortodoxos, abarca mujeres- sigue al frente de la oposición, como al principio de la primavera árabe. El ala más relevante es el movimiento 6 de Abril, cuya espina dorsal son los universitarios y los profesionales. Cabe señalar que estos activistas actúan desde 2008 en Facebook.<br />
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Los actuales disturbios implican también a partidos socialistas, liberales y hasta un Nobel de la paz, Mohammed el-Baradéi. En general, los civiles exigen una transición gradual según una propuesta de la Liga Árabe vía su secretario Amre Musa. Su bête noire es el coronel Mohammed Tantawí, ministro de Defensa bajo Mubarak (era sucesor designado) y cabeza de la junta. <br />
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El ejército es un “estado dentro del estado” con jurisdicción autónoma sobre empresas de todo calibre. Naturalmente, los opositores se centran en la brutalidad de la policía, que les ahorra a los militares el ingrato papel de represores.</p>
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En Egipto, la Hermandad Musulmana y su estrategia
Hosní Mubarak no se llevó consigo la furia. Al contrario, la junta militar todos viejos compinches del ex presidente vitalicio- la sufre corregida y aumentada. ¿Quién podría aprovechar la crisis? ¿Acaso la ubicua fraternidad de creyentes sunníes?