Tras el primer Consejo de Ministros del nuevo equipo, el jefe del Ejecutivo, Manuel Valls, aseguró ante cientos de empresarios que mantendrá las prometidas rebajas de 41.000 millones a las compañías porque “no hay empleo sin empleadores” y porque “la vuelta al crecimiento pasará primero por las empresas”.
Emmanuel Macron, la estrella del estrenado Gobierno y titular de Economía, ha pedido ser juzgado por sus actos y no por ser exbanquero, señala El País en su edición americana.
La presencia de Valls en la universidad de verano de la patronal Movimiento de Empresas de Francia (Medef), celebrada en Jouy-en-Josas, a 30 kilómetros al sur de París, era esperada con expectación solo 24 horas después de conocerse la nueva composición del Gobierno, del que han desaparecido las voces críticas con las reformas del presidente François Hollande.
El primer ministro fue interrumpido continuamente por los aplausos de los empresarios, a quienes aseguró que mantendrá las reformas y que “el Ejecutivo actúa a favor de las empresas”.
En respuesta a los críticos de sus propias filas socialistas, Valls consideró “absurdo” calificar de “regalo a las empresas” esas rebajas en impuestos y cotizaciones sociales previstas para el trienio 2014-2017. “No es un acto a favor de las empresas, sino de toda Francia”, argumentó.
Los aplausos no sonaron cuando Valls pidió a los empresarios que no utilicen esas rebajas para engordar los dividendos, sino para mejorar la competitividad y crear empleo.
El presidente de Medef, Pierre Gattaz, se mostró más que satisfecho por el discurso y por el nuevo Gobierno, pero solo unos minutos después de concluir el discurso, Valls recibió la primera crítica socialista.
El diputado rebelde Laurent Baumel afirmó que la intervención del primer ministro era “un corta y pega” de los discursos que Tony Blair, el ex primer ministro británico, pronunciaba en los años noventa. “Difícilmente puedo ocultar mi desazón”, añadió.
En el Consejo de Ministros, Hollande exigió “coherencia y solidaridad” para que no haya, como en el pasado reciente, “voces aisladas”. Era una clara referencia a Arnaud Montebourg, el exministro de Economíaque ha desatado esta crisis con sus críticas públicas a la “ineficaz e injusta” política de austeridad europea.
Montebourg ha hecho este miércoles el traspaso de poderes con Macron y, en sus discursos no faltaron los mensajes cruzados.
“La economía pertenece a los ciudadanos, no a los expertos económicos en sus despachos”, dijo el exministro. “Hay que abandonar el escenario cuando ya no se sabe representar la comedia”, añadió, para despedirse con un “suerte, Manu”, trascribe El País.
Macron pidió ser juzgado por sus “actos y decisiones”, y no por su imagen mediática. Prometió hablar “con una sola voz” con el ministro de Finanzas, el ortodoxo Michel Sapin, que discrepaba con Montebourg a la hora de controlar las desordenadas cuentas públicas francesas y en sus mensajes a Bruselas y Berlín.
Hollande quiso ayer fotografiarse con Macron y Sapin ante la puerta del Elíseo. Una señal más de que son sus hombres de confianza, los encargados de desarrollar sin fisuras el ambicioso plan de reformas del jefe del Gobierno.
A Hollande le acusan de incumplir con esas reformas su programa electoral, pero se da la circunstancia de que fueron precisamente Macron y Sapin los principales gestores de su campaña y el exbanquero ha sido después el gran inspirador del Pacto de Responsabilidad que recoge esas grandes líneas reformistas.
El patrón de patronos Gattaz saludó ayer así la incorporación de Macron como ministro de Economía: “Conoce la empresa, la economía de mercado y la mundialización”. La nueva estrella del Gobierno, en efecto, era hasta el pasado junio el enlace privilegiado de los empresarios con el Elíseo, donde ejercía como secretario general adjunto.
Cuando aún estaba reunido el Consejo de Ministros, la Comisión Europea exigió a Francia que acelere las reformas.
Lo mismo ha hecho la canciller alemana, Angela Merkel. Valls dijo ayer que Francia está decidida a rebajar su elevado déficit (4,3% en 2013), pero pide flexibilidad y un mayor impulso al crecimiento por parte de la UE, además de nuevas acciones del Banco Central Europeo (BCE) para reducir la fortaleza del euro.
“Europa necesita más que nunca un entendimiento fuerte y duradero entre Alemania y Francia”, enfatizó el primer ministro en otra clara referencia a Montebourg, muy crítico con Berlín.
Pero mientras las reformas apenas arrancan, los malos datos económicos siguen agolpándose. Ayer, se difundió que el paro ha vuelto subir un 0,8% en julio: 26.100 parados más, lo que eleva la cifra de desempleados a 3.424.000 (roza el 11%), un nuevo récord.
Un sondeo realizado por Le Figaro señala que el 75% de los franceses no confía en que el nuevo Gobierno saque a Francia de la crisis.