Elecciones 2004: ¿una maniobra para postergarlas?

Según revela “Newsweek”, alrededor de George W.Bush se buscan formas “legales” de suspender o cancelar las elecciones de noviembre. Las nuevas advertencias sobre acciones terroristas durante la campaña se relacionan con esa idea.

12 julio, 2004

En una curiosa mezcla de Sinclair Lewis (“It can’t happen here”, 1935) y menemismo a lo tejano, el semanario describe un plan para posponer los comicios del 2 de noviembre “en caso de ataque terrorista de al Qa’eda un día antes o la fecha misma de las elecciones”. Lo curioso es que la legislación existente prevé ese tipo de emergencias.

Quizás allanando el terreno, el secretario de Seguridad interior, Thomas Ridge, señaló –el jueves 8- que el gobierno tenía “datos fiables de que la red creada por Osama bin Laden “podría lanzar ataques en gran escala para influir en el voto, como ocurrió en España”. Ridge, un ultraconservador, solicitó a su colega de Justicia, John Ashcroft –un fundamentalista evangélico- “analizar las acciones legales a tomar para postergar los comicios”. Citar Madrid muestra la pata de la sota porque, además, los sondeos allí daban al candidato oficialista –Mariano Rajoy- una ventaja que, hoy, Bush no tiene.

“No por casualidad –reaccionó el senador John Kerry, candidato demócrata a la presidencia-, esas advertencias vienen repitiéndose desde que Bush anda mal en las encuestas”. Ridge tiene fuertes vínculos con el vicepresidente Richard Cheney, muy inquieto porque otro senador, John Edwards, le disputa una reelección a la cual –según los entornos personales de Bush y su padre- debió haber desistido al estallar el escándalo Halliburton.

A su vez, Ridge identifica como fuente de sus datos a DeForest Soaries, presidente de la comisión federal de asistencia electoral. Este funcionario sugiere que el poder ejecutivo remita al Congreso una ley. Específicamente, la medida autorizaría a la Casa Blanca a “cancelar” -no ya sólo “posponer”- los comicios. “Esto es un exceso intolerable, aun como sugerencia. Con todo lo que hoy sabemos sobre la inepcia de los servicios de inteligencia ¿cómo proponer semejante recurso, orientado a perpetuar esta presidencia?”.

Así sostenía la diputada Jane Harman (demócrata, California), vocal de la comisión del ramo en la cámara baja. “El torpe trabajo de inteligencia aprovechado por George W.Bush para invadir Irak ha costado y cuesta aún cientos vidas norteamericana, miles de millones y el prestigio internacional de Estados Unidos”, manifestaban a coro ambos candidatos opositores.

En una curiosa mezcla de Sinclair Lewis (“It can’t happen here”, 1935) y menemismo a lo tejano, el semanario describe un plan para posponer los comicios del 2 de noviembre “en caso de ataque terrorista de al Qa’eda un día antes o la fecha misma de las elecciones”. Lo curioso es que la legislación existente prevé ese tipo de emergencias.

Quizás allanando el terreno, el secretario de Seguridad interior, Thomas Ridge, señaló –el jueves 8- que el gobierno tenía “datos fiables de que la red creada por Osama bin Laden “podría lanzar ataques en gran escala para influir en el voto, como ocurrió en España”. Ridge, un ultraconservador, solicitó a su colega de Justicia, John Ashcroft –un fundamentalista evangélico- “analizar las acciones legales a tomar para postergar los comicios”. Citar Madrid muestra la pata de la sota porque, además, los sondeos allí daban al candidato oficialista –Mariano Rajoy- una ventaja que, hoy, Bush no tiene.

“No por casualidad –reaccionó el senador John Kerry, candidato demócrata a la presidencia-, esas advertencias vienen repitiéndose desde que Bush anda mal en las encuestas”. Ridge tiene fuertes vínculos con el vicepresidente Richard Cheney, muy inquieto porque otro senador, John Edwards, le disputa una reelección a la cual –según los entornos personales de Bush y su padre- debió haber desistido al estallar el escándalo Halliburton.

A su vez, Ridge identifica como fuente de sus datos a DeForest Soaries, presidente de la comisión federal de asistencia electoral. Este funcionario sugiere que el poder ejecutivo remita al Congreso una ley. Específicamente, la medida autorizaría a la Casa Blanca a “cancelar” -no ya sólo “posponer”- los comicios. “Esto es un exceso intolerable, aun como sugerencia. Con todo lo que hoy sabemos sobre la inepcia de los servicios de inteligencia ¿cómo proponer semejante recurso, orientado a perpetuar esta presidencia?”.

Así sostenía la diputada Jane Harman (demócrata, California), vocal de la comisión del ramo en la cámara baja. “El torpe trabajo de inteligencia aprovechado por George W.Bush para invadir Irak ha costado y cuesta aún cientos vidas norteamericana, miles de millones y el prestigio internacional de Estados Unidos”, manifestaban a coro ambos candidatos opositores.

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