Para los republicanos, el difunto Ronald Reagan es como John F.Kennedy o Franklin D.Roosevelt para los demócratas, lo cual –en cierto modo- subraya la carencia de figuras transcendentes en los últimos 70 años. Es más: el general Dwight Eisenhower ganó los comicios de 1952 como extrapartidario.
Pero Ronald Reagan hijo ha resuelto romper con la tradición y volcarse a los opositores. “Esta vez –declaró por televisión tres veces en los últimos cinco días- votaré por cualquiera que tenga posibilidades de vencer a George W.Bush”. Gente allegada a Bush padre cree que esta decisión ha sido influida por Nancy, la viuda.
Es más: gente de Schwarzenegger (gobernador de California que apoya a Bush, sin entusiasmo, y no pudo presuadir a Ronnie para no abandonar al presidente) indica que Nancy advirtió de antemano a Barbara Bush, “materfamilias” y cerebro del clan. También hay analistas que vislumbran la mano de Henry Kissinger, eminencia gris en los gobiernos de Richard Nixon, Gerald Ford y Bush padre. Su desprecio intelectual por Bush y su entorno de fundamentalistas judíos es evidente.
No obstante, Ronald centrará su participación en la campaña Kerry-Edwards en la indiferencia del gobierno ante graves enfermedades –diabetes 1, alzheimer, parkinson-, cuyas investigaciones reciben escaso apoyo federal. Pero también aludirá a “una invasión justificada con mentiras y los negocios de Richard Cheney o Donald Rumsfeld a costa de una guerra que no acaba”.
El gesto de Reagan hijo es una vera ironía de la historia. En efecto, durante la campaña Eisenhower-Nixon, el padre se había pasado de los demócratas a los republicanos. Eso derivó de sus relaciones con John McCarthy, el senador ultraderechista que -con colaboración del entonces actor de reparto- lanzó una torpe pero dañina caza de brujas contra presuntos comunistas. Su mano derecha, Edgar Hoover (amo del FBI, un Torquemada de impresentables hábitos privados), era amigo personal de Reagan.
“Tras el atentado del 11 de septiembre de 2001, mi padre habría salido en pos de Osama bin Laden y al Qa’eda, no de Saddam Huséin. Esos ataques le sirvieron a Bush para sus planes extremistas en Estados Unidos y el exterior. Ahora, se ha lanzado una campaña psicológica, con la idea de aplazar o suspender las próximas elecciones”. Así sostuvo Ronnie. Dato ilustrativo: Rupert Murdoch (News Corp.) ordenó el martes no tocar el tema en sus medios; o sea, la cadena Fox.
Para los republicanos, el difunto Ronald Reagan es como John F.Kennedy o Franklin D.Roosevelt para los demócratas, lo cual –en cierto modo- subraya la carencia de figuras transcendentes en los últimos 70 años. Es más: el general Dwight Eisenhower ganó los comicios de 1952 como extrapartidario.
Pero Ronald Reagan hijo ha resuelto romper con la tradición y volcarse a los opositores. “Esta vez –declaró por televisión tres veces en los últimos cinco días- votaré por cualquiera que tenga posibilidades de vencer a George W.Bush”. Gente allegada a Bush padre cree que esta decisión ha sido influida por Nancy, la viuda.
Es más: gente de Schwarzenegger (gobernador de California que apoya a Bush, sin entusiasmo, y no pudo presuadir a Ronnie para no abandonar al presidente) indica que Nancy advirtió de antemano a Barbara Bush, “materfamilias” y cerebro del clan. También hay analistas que vislumbran la mano de Henry Kissinger, eminencia gris en los gobiernos de Richard Nixon, Gerald Ford y Bush padre. Su desprecio intelectual por Bush y su entorno de fundamentalistas judíos es evidente.
No obstante, Ronald centrará su participación en la campaña Kerry-Edwards en la indiferencia del gobierno ante graves enfermedades –diabetes 1, alzheimer, parkinson-, cuyas investigaciones reciben escaso apoyo federal. Pero también aludirá a “una invasión justificada con mentiras y los negocios de Richard Cheney o Donald Rumsfeld a costa de una guerra que no acaba”.
El gesto de Reagan hijo es una vera ironía de la historia. En efecto, durante la campaña Eisenhower-Nixon, el padre se había pasado de los demócratas a los republicanos. Eso derivó de sus relaciones con John McCarthy, el senador ultraderechista que -con colaboración del entonces actor de reparto- lanzó una torpe pero dañina caza de brujas contra presuntos comunistas. Su mano derecha, Edgar Hoover (amo del FBI, un Torquemada de impresentables hábitos privados), era amigo personal de Reagan.
“Tras el atentado del 11 de septiembre de 2001, mi padre habría salido en pos de Osama bin Laden y al Qa’eda, no de Saddam Huséin. Esos ataques le sirvieron a Bush para sus planes extremistas en Estados Unidos y el exterior. Ahora, se ha lanzado una campaña psicológica, con la idea de aplazar o suspender las próximas elecciones”. Así sostuvo Ronnie. Dato ilustrativo: Rupert Murdoch (News Corp.) ordenó el martes no tocar el tema en sus medios; o sea, la cadena Fox.