Elecciones 2004: Bush pierde apoyo público y se endurece hacia el exterior
Los desplantes de ciertos funcionarios y el envío del cuestionado Negroponte a Bagdad reflejan temores electorales. En efecto: los últimos sondeos indican que el apoyo al presidente cae a 42% y 60% de las muestras rechazan la guerra en Irak.
Según una nueva encuesta para el “New York Times” y la cadena CBS, el apoyo a George W.Bush está en el menor nivel desde 2000: 42%. Ese año obtuvo el cargo con menos votos que su opositor, merced a una maniobra en Florida -controlada por Jeb Bush- y la inexplicable tolerancia de la Corte Suprema.
Por otra parte, ya 60% de los consultados estima que la invasión de Irak y todo cuanto acaeció después “no valieron la pena”. A cuatro de los comicios (serán el 2 de noviembre), se consolida el rechazo a la política bélica en Levante –inclusive el “seguidismo” respecto de Ariel Sharón y sus excesos-, a la cual la gente atribuye el aumento de la inseguridad en Estados Unidos y el resto del mundo.
En lo tocante a la gestión de Bush en el país 51% la desaprueba, pese al aparente repunte de la economía real. Teniendo en cuenta la serie de indicadores positivos iniciada hace ya meses, sorprende que 57% de votantes consultados crea que el país va en dirección equivocada.
También llama la atención que el aspirante demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, no se despegue mucho hacia arriba. Los analistas creen que (a) su campaña sigue a media máquina, (b) temas como Irak o la gestión de gobierno no hacen a alguien que no ha ocupado cargos ejecutivos y (c) el senador apuesta a un mayor deterioro del presidente para golpear.
Por de pronto, los demócratas están criticando fuerte la elección de embajador en Bagdad. “John Negroponte tiene amplios antecedentes de pretor y hasta destabilizador de gobiernos. Es una pésima opción”, dijo por TV el senador Edward Kennedy. Se sabe, además, que Henry Kissinger objetó –en privado- al personaje, pese a haber sido instrumento suyo.
El otro tema que la oposición aprovecha ahora tiene que ver con el descuido de Latinoamérica y los habituales desplantes, en apariencia “off the record” de Rogelio Noriega. En este caso, sus opiniones sobre la “violencia” en Argentina, formuladas ante una audiencia ultraconservadora, vinculada a intereses económicos y financieros. Al respecto, observadores europeos recuerdan que “los niveles de delincuencia y falta de seguridad en Brasil, México, Perú y Colombia superan de lejos a los de Argentina”.
También hay una ola de secuestros extorsivos en Chile, disimulada por el aparato de medios latinoamericanos que apoya a ese gobierno. Igual actitud se muestra hacia Colombia, cuyo gobierno controla apenas una fracción de un territorio balcanizado desde hace tiempo.
En el caso argentino, se nota un paralelo inverso. A medida como se encarrilan negociaciones financieras con el FMI y el Banco Mundial, un “lobby” conservador, afín a acreedores privados, fomenta una imagen próxima a la anarquía. Noriega parece coincidir con esa campaña, al menos “off the record”. Basta comparar sus opiniones con las de un experto serio en problemas argentinos, el francés Alain Rouquié (entrevistado en “La Nación” este miércoles).
Según una nueva encuesta para el “New York Times” y la cadena CBS, el apoyo a George W.Bush está en el menor nivel desde 2000: 42%. Ese año obtuvo el cargo con menos votos que su opositor, merced a una maniobra en Florida -controlada por Jeb Bush- y la inexplicable tolerancia de la Corte Suprema.
Por otra parte, ya 60% de los consultados estima que la invasión de Irak y todo cuanto acaeció después “no valieron la pena”. A cuatro de los comicios (serán el 2 de noviembre), se consolida el rechazo a la política bélica en Levante –inclusive el “seguidismo” respecto de Ariel Sharón y sus excesos-, a la cual la gente atribuye el aumento de la inseguridad en Estados Unidos y el resto del mundo.
En lo tocante a la gestión de Bush en el país 51% la desaprueba, pese al aparente repunte de la economía real. Teniendo en cuenta la serie de indicadores positivos iniciada hace ya meses, sorprende que 57% de votantes consultados crea que el país va en dirección equivocada.
También llama la atención que el aspirante demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, no se despegue mucho hacia arriba. Los analistas creen que (a) su campaña sigue a media máquina, (b) temas como Irak o la gestión de gobierno no hacen a alguien que no ha ocupado cargos ejecutivos y (c) el senador apuesta a un mayor deterioro del presidente para golpear.
Por de pronto, los demócratas están criticando fuerte la elección de embajador en Bagdad. “John Negroponte tiene amplios antecedentes de pretor y hasta destabilizador de gobiernos. Es una pésima opción”, dijo por TV el senador Edward Kennedy. Se sabe, además, que Henry Kissinger objetó –en privado- al personaje, pese a haber sido instrumento suyo.
El otro tema que la oposición aprovecha ahora tiene que ver con el descuido de Latinoamérica y los habituales desplantes, en apariencia “off the record” de Rogelio Noriega. En este caso, sus opiniones sobre la “violencia” en Argentina, formuladas ante una audiencia ultraconservadora, vinculada a intereses económicos y financieros. Al respecto, observadores europeos recuerdan que “los niveles de delincuencia y falta de seguridad en Brasil, México, Perú y Colombia superan de lejos a los de Argentina”.
También hay una ola de secuestros extorsivos en Chile, disimulada por el aparato de medios latinoamericanos que apoya a ese gobierno. Igual actitud se muestra hacia Colombia, cuyo gobierno controla apenas una fracción de un territorio balcanizado desde hace tiempo.
En el caso argentino, se nota un paralelo inverso. A medida como se encarrilan negociaciones financieras con el FMI y el Banco Mundial, un “lobby” conservador, afín a acreedores privados, fomenta una imagen próxima a la anarquía. Noriega parece coincidir con esa campaña, al menos “off the record”. Basta comparar sus opiniones con las de un experto serio en problemas argentinos, el francés Alain Rouquié (entrevistado en “La Nación” este miércoles).
