Durante el transcurso del siglo pasado nació , se difundió y consolidó el modelo de empresas multinacional. Eso ocurrió como consecuencia de las restricciones comerciales y arancelarias que impusieron muchos países después de las guerras mundiales. Para poder acceder a los mercados locales, las multinacionales crearon versiones más pequeñas de sí mismas en diversos países del mundo. Pero el precio que pagaron para acceder a esos mercados fue la redundancia: en cada una de esas mini empresas había un departamento comercial, uno de marketing, de recursos humanos, fianciero y de I+D.
El siglo 21 trae otro paradigma: la empresa global integrada (GIE, según siglas inglesas), un modelo que abandona el centralismo de la multinacional para adaptarse a culturas nacionales mediante una estructura que llama “matricial”.
Desde que Sam Palmisano, CEO de IBM, planteara este cambio de modelo por primera vez en 2006, las economías desarrolladas se estancaron y volvieron a recurrir al proteccionismo y el crecimiento en los mercados emergentes se desaceleró, pero él asegura que la actual situación aumenta la necesidad de la estructura matricial. Explica sus razones en Re-Think, un libro electrónico donde mezcla sus memorias con la propuesta del modelo, y creó el Center for Global Enterprise para propagar la idea.
Si bien cita casos como el de Cemex, la cementera mexicana y Bharti airtel, la telco india, el principal ejemplo del libro es la empresa que mejor conoce Palmisano: IBMa la que él puso en el camino hacia la integración global desde su anterior organización como una serie de “mini ibeemes que replicaban todas las funciones principales en cada país.
En lugar de aquella organización, el grupo tecnológico creó servicios globales, como recursos humanos, finanzas y legales que permitían a los gerentes de cada país concentrarse en el trabajo con los clientes y el desarrollo de “centros de excelencia” para actividades centrales.
En un mundo en que el trabajo se desplaza en busca de la mayor eficiencia ¿qué puede hacer una empresa para asegurar que una porción de ese trabajo le vendrá a ella? ¿Qué se puede hacer para que una economía consiga relevanciaen un mundo globalizado?
La respuesta, dice Palmisano, está en el desarrollo del talento y la especialización. Es necesario conseguir ser el mejor en algo. Y ello lleva aparejado un fuerte trabajo de introspección y análisis de los propios puntos fuertes de una empresa o de una sociedad entera.