El secreto bancario, en la mira de UE y G20

spot_img

Una cumbre europea discutirá el miércoles cómo acabar con el —aunque ya residual— secreto bancario, que facilita la evasión fiscal, la elusión fiscal y la huida de capitales.

Esa tríada contiene conceptos concomitantes, pues ya dijo el ex ministro británico de Hacienda Denis Healey que “la diferencia entre evasión y elusión fiscal es el grosor de una pared de cárcel†(Treasure Islands, Nicholas Shaxson, Palmgrave, Nueva York, 2011). Traducido: un gran fraude fiscal es siempre delito, según plantea la edición americana de El País.
Bruselas calcula que ese agujero negro fiscal cuesta al año un billón de euros a los europeos. Pretende que gracias a una nueva directiva, los 27 Gobiernos compartan automáticamente toda la información sobre todas las “fuentes relevantes†de ingresos, incluyendo como novedad lo esencial que se escapaba: dividendos, rentas de capital y royalties.
El diario español lo duda: si entre los exentos Luxemburgo cede, Austria se resiste panza arriba y las finanzas británicas tiemblan,  veremos, señala, porque la primera directiva sobre el ahorro —o sea, sobre el capital—, que instauró en 2003 un régimen automático (sin petición de parte) de información mutua entre los Gobiernos, limitado a los intereses recibidos por personas físicas, y con tres países exceptuados, había tardado nada menos que 14 años en suscitar la unanimidad de los socios (Directiva 2003/48, DO, 3 de junio).
Paraísos
Al mismo tiempo, una secuencia de reuniones del G-20, con broche en la cumbre de San Petersburgo, el 5 de septiembre, decidirá sobre la última propuesta de la OCDE: acabar con los movimientos que entonan los paraísos fiscales. 
Su consigna: Transferir los beneficios allá donde tributen a menores tipos y los gastos allá donde se desgraven en mayor medida (Adressing Base Erosion and Profit Shifting, www.oecd.org).
Por vez primera, organizaciones cívicas críticas con los resultados obtenidos por el G-20 y la OCDE se muestran esperanzadas.
¿Podrán la Unión Europea y el G-20 doblegar a los paraísos fiscales y el dinero sucio, o se quedarán a medias? 
Un flujo monstruoso, cerca de 23 billones de euros negros y mutantes, más del 10% del PIB mundial, se traslada por el orbe en nanosegundos, sin control ni reglas, sin pagar impuestos. Provienen en un tercio del narcotráfico y otros crímenes, contaminan cuanto tocan  e irritan a los contribuyentes que sí contribuyen. Finalmente, tienen dueños y padrinos poderosos: los poderosos.
Pero también están enquistado en el mundo de los negocios: dos tercios del comercio transfronterizo internacional se desarrollan en el interior de las propias multinacionales. 
Transferencias
¿Cuáles transfieren beneficios a los desfiscalizados paraísos y costes desgravables a los países con tributos?
Entre otros, Google, que rebajó 3.100 millones de dólares jugando al sándwich, por lo que acabó pagando solo un 2,4% de impuestos. O Microsoft. O Cisco… 
Hasta dos tercios de las corporaciones americanas o foráneas que actuaban en EE.UU. eludieron tributos en 2008, pese a unas ventas conjuntas de 2,5 billones de dólares. 
El 83% de las mayores corporaciones estadounidenses disponen de sucursales en paraísos fiscales (José Luis Escario, Paraísos fiscales. Fundación Alternativas; Madrid, 2011). Y muchas están domiciliadas en el de Delaware, como Coca-Cola, General Motors o ExxonMobil.
También se aprovechan de ellos las multinacionales europeas, como las británicas Boots o Diageo, al comprar vía Holanda la fabricante escocesa de Johnnie Walker.
En España, el 80% de las empresas del Ibex 35 tienen presencia en paraísos fiscales a través de sociedades participadas. No informan de sus actividades allá, según el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa. 
Las inversiones en los búnkeres se disparan (en nueve meses de 2010 duplicaron las de 2009), mientras que en España la recaudación por el impuesto de sociedades se desplomó un 55% entre 2007 y 2009, pese a que los beneficios de las grandes empresas solo bajaron un 14% en el periodo.
Empresas como Zara se ahorran impuestos al facturar sus ventas por Internet desde Irlanda. Microsoft tributa en Irlanda las ventas digitales de software fabricado en España.
Y España ha sido utilizada alguna vez como bocadillo fiscal: lo hizo en 2009 y 2010 la mayor empresa del mundo, ExxonMobil, triangulando con Luxemburgo, que no practicó retenciones en sus beneficios, y en España estaban legalmente exentos.

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO