En los años transcurridos desde entonces, América Latina fue quedando relegada en la lista de prioridades de la política exterior europea porque cada región afrontaba desafíos propios, según reconocen funcionarios de ambos lados del Atlántico.
Ahora, los dirigentes de España y Portugal, junto con el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell -que es español-, dicen que quieren volver a acercarse a América Latina. El pasado mes de marzo estuvieron en Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, para proponer un restablecimiento a los líderes regionales en una reunión anual conocida como Cumbre Iberoamericana.
Aunque los dirigentes de España y Portugal se reúnen cada año con los de sus antiguas colonias en este foro, 2023 es “clave” para reavivar unas relaciones más amplias entre Europa y América Latina, dijo Borrell. España asumirá la presidencia rotatoria de la UE en julio, y Madrid ha utilizado esa autoridad para dar prioridad a una cumbre UE-CELAC prevista para ese mes en Bruselas.
España y Latinoamérica ya han estrechado vínculos debido a las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania. Madrid recurrió a Brasil y México para sustituir el suministro de petróleo ruso y también quiere que la región siga votando mayoritariamente contra Moscú en las Naciones Unidas.
Borrell expuso en Santo Domingo otro argumento geopolítico para estrechar lazos: Mientras países como China y Estados Unidos avanzan hacia el proteccionismo, América Latina y Europa deben unirse para demostrar que “las relaciones comerciales siguen siendo una fuente de progreso”.
Se refirió a los acuerdos comerciales que la UE está ultimando con México, Chile y la unión aduanera sudamericana Mercosur, diseñados para incluir fuertes protecciones medioambientales y laborales. El Rey Felipe VI de España, que también estuvo presente, dijo que la UE se prepara para anunciar una ronda de inversiones directas en las economías latinoamericanas en la cumbre UE-CELAC de julio.
Aunque hablar de comercio e inversión pueda parecer una táctica diplomática habitual, los nuevos acuerdos de la UE con América Latina están diseñados para responder a los cambios en el equilibrio de poder mundial, según explicó el especialista español en relaciones internacionales José Antonio Sanahuja.
Sanahuja dirige una fundación del gobierno español para la investigación de políticas públicas y es asesor para América Latina de Borrell.
A medida que el mundo se mueve cada vez más en una dirección bipolar, tanto para Europa como para América Latina, “nos deja en posiciones subalternas”, dijo Sanahuja. “Reduce nuestra autonomía y cooperar entre nosotros es una forma de recuperarla.
Según Sanahuja, Europa y América Latina pueden colaborar en el campo de las tecnologías verdes. Los países de todo el mundo se esfuerzan por conseguir las materias primas necesarias para electrificar los automóviles y modernizar sus economías. Muchos de esos minerales, como el litio y el cobre, abundan en América Latina.
Desde hace meses, los países europeos insisten en que su cooperación en tecnología verde con América Latina garantizará empleo y desarrollo local. Un ejemplo es una planta conjunta de hidrógeno verde entre Alemania y Chile en el sur del país; otro es una disposición no convencional negociada en el proyecto de acuerdo comercial entre Chile y la UE que permite al país sudamericano vender parte de su litio a un precio rebajado a los compradores chilenos para que el país pueda desarrollar su industria nacional de litio.
Europa también espera colaborar más estrechamente con América Latina en materia de regulación tecnológica, dijo Borrell. Sanahuja dijo que latinoamericanos y europeos “no se sienten muy bien representados por el estado de la regulación de la esfera digital en Estados Unidos” -donde la regulación es mínima- “ni por la hiperregulación de China, con un control estatal extremo”. En los últimos años, Europa ha dado prioridad a la regulación de las nuevas tecnologías y al poder de mercado de los gigantes tecnológicos.
Sin una buena regulación de los sectores emergentes como la tecnología satelital, añadió Sanahuja, el mundo podría ver más problemas como el que se está produciendo en Ucrania, que depende del uso de la tecnología satelital Starlink para luchar contra la invasión rusa, pero un individuo -el director ejecutivo de SpaceX, Elon Musk- tiene un control desproporcionado sobre cómo se utiliza.
Europa busca socios de confianza que le ayuden a establecer estándares globales en temas que van desde el comercio a la inteligencia artificial, dijo Sanahuja. La reciente evolución política del tradicional aliado de Europa, Estados Unidos, “nos ha planteado muchas preguntas en Europa. Imagínense si un republicano gana las próximas elecciones presidenciales y sus políticas cambian en temas como Ucrania”, añadió.
Las ideas de Sanahuja y Borrell parecen coincidir con las de la nueva administración de Brasil, el país más grande de América Latina y el actor más importante de la región en los asuntos mundiales.
Celso Amorim, uno de los principales asesores de asuntos exteriores del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, declaró en una entrevista concedida a Metrópoles el año pasado que las relaciones de Brasil con Europa eran “muy importantes” en el camino hacia un mundo multipolar en lugar de bipolar. En Santo Domingo, el ministro brasileño de Asuntos Exteriores, Mauro Vieira, afirmó que “hay una clara contribución de la región iberoamericana a la construcción de un orden global pacífico, basado en el diálogo, que refuerce el multilateralismo y la construcción conjunta de la multipolaridad”.
Todas estas presuntas sinergias UE-América Latina tendrán que concretarse primero en acuerdos comerciales y de inversión directa, que en algunos casos dependerán del apoyo de las asambleas legislativas latinoamericanas y de una UE a menudo dividida. Pero el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, prometió dar prioridad a la cooperación desde su puesto de líder de la UE. “No se trata sólo de palabras”, afirmó.