El propio FMI desvirtúa argumentos de Krueger contra Argentina

En tres días, Anne Krueger descalificó dos veces a la Argentina, Ahora, el propio directorio del Fondo Monetario reconoce que –durante los 90- la entidad fue demasiado tolerante respecto de la “contabilidad creativa” típica de esos años.

25 marzo, 2004

Algunos analistas relacionan ese inesperado informe con el viaje de Otto Reich a Buenos Aires y las gestiones, en Washington, de altos funcionarios en busca de un reacercamiento político a Néstor Kirchner. La secretaría de Estado quiere que el presidente modere los ánimos en Bolivia y Venezuela, amén de enviar “cascos azules” a Irak. Esta táctica explica, de paso, los elogios al discurso en la ESMA, pese a la campaña de prensa conservadora a ambas orillas del Plata.

En cuanto a Krueger, directora gerente interina del FMI, lanzaba la segunda andanada de críticas justo mientras Roberto Lavagna informaba sobre negociaciones con el ente y los acreedores privados.

En efecto, Economía difundió, el martes 23, el texto completo de la carta de intención aprobada el lunes por el directorio del Fondo Monetario Internacional. Según señaló el ministro, el país “tratará en forma constructiva y transparente las iniciativas que los acreedores privados presenten al gobierno”. Se refería a un marco más flexible de renegociaciones en torno del incumplimiento.

Por cierto, el FMI también dio vía libre a la segunda revisión de las metas convenidas en septiembre pasado. Tras una ronda consultiva con veintidós grupos de acreedores –24 del actual al 14 de abril-, Economía y las bancas asesoras (Merrill Lynch, Barclay’s, UBS, Nación, BBVA-Francés y Galicia) prepararán la propuesta final. Lavagna indicó, además, que “se intensificará el diálogo con los tenedores locales de bonos, para lograr un acuerdo sobre seguimiento y cronograma”. En cuanto al canje de bonos, la oferta final se hará en junio.

Las opiniones cayeron tan mal no sólo en la Casa Rosada. La funcionaria insistió en pedir soluciones para los bonistas, “como si la función del FMI fuera hacer de cobrador por cuenta del sector privado” (comentaba un hombre del presidente).

Disertando en la universidad de Nueva York, Krueger exaltó a México, Chile,Turquía y la Argentina de 1990/5. Acto seguido, la calificó de “un mal ejemplo en la actualidad”, aunque admitiendo que, durante la convertibilidad y luego de 1995, “no se hicieron los ajustes necesarios”. A su criterio, a partir de ese año debieron haberse reducido salarios o, bien, empleos. Finalmente, coincidió con la Heritage Foundation –un “think tank” ultramonetarista- en cuanto a la escasa capacidad argentina de competir en el mundo.

A todo esto, el comunicado emitido la noche del miércoles 24 por el directorio del FMI fue un balde de agua fría sobre Krueger. “Dutante los años 90, la institución tuvo actitudes demasiado complacientes sobre la gestión fiscal argentina”. Entretanto, añade el texto, “la deuda tenía papel preponderante en la futura crisis”.

“Lecciones de la crisis argentina”, se titula el texto subido a Internet y resulta de un debate interno (en el directorio, no en la burocracia técnica) realizado en noviembre. Hicieron falta más de cuatro meses para limar las críticas más duras, que afectaban a Krueger, Anup Singh y el ex director gerente Horst Köhler. En la fase final del ensayo iniciado en 1992, o sea 1999-2001, “Argentina se precipitó en la peor crisis económica de su historia. El PBI se contrajo 20% y la mitad de la población terminó en la pobreza”, admite el documento.

La palinodia del FMI no ha terminado. La oficina de evaluaciones independientes continúa sus propias investigaciones, cuyos resultados se elevarán al directorio en mayo. Según trascendidos circulantes en los últimos meses, el futuro informe tal vez sea muy duro con las altas instancias técnicas y la conducción ejecutiva.

Algunos analistas relacionan ese inesperado informe con el viaje de Otto Reich a Buenos Aires y las gestiones, en Washington, de altos funcionarios en busca de un reacercamiento político a Néstor Kirchner. La secretaría de Estado quiere que el presidente modere los ánimos en Bolivia y Venezuela, amén de enviar “cascos azules” a Irak. Esta táctica explica, de paso, los elogios al discurso en la ESMA, pese a la campaña de prensa conservadora a ambas orillas del Plata.

En cuanto a Krueger, directora gerente interina del FMI, lanzaba la segunda andanada de críticas justo mientras Roberto Lavagna informaba sobre negociaciones con el ente y los acreedores privados.

En efecto, Economía difundió, el martes 23, el texto completo de la carta de intención aprobada el lunes por el directorio del Fondo Monetario Internacional. Según señaló el ministro, el país “tratará en forma constructiva y transparente las iniciativas que los acreedores privados presenten al gobierno”. Se refería a un marco más flexible de renegociaciones en torno del incumplimiento.

Por cierto, el FMI también dio vía libre a la segunda revisión de las metas convenidas en septiembre pasado. Tras una ronda consultiva con veintidós grupos de acreedores –24 del actual al 14 de abril-, Economía y las bancas asesoras (Merrill Lynch, Barclay’s, UBS, Nación, BBVA-Francés y Galicia) prepararán la propuesta final. Lavagna indicó, además, que “se intensificará el diálogo con los tenedores locales de bonos, para lograr un acuerdo sobre seguimiento y cronograma”. En cuanto al canje de bonos, la oferta final se hará en junio.

Las opiniones cayeron tan mal no sólo en la Casa Rosada. La funcionaria insistió en pedir soluciones para los bonistas, “como si la función del FMI fuera hacer de cobrador por cuenta del sector privado” (comentaba un hombre del presidente).

Disertando en la universidad de Nueva York, Krueger exaltó a México, Chile,Turquía y la Argentina de 1990/5. Acto seguido, la calificó de “un mal ejemplo en la actualidad”, aunque admitiendo que, durante la convertibilidad y luego de 1995, “no se hicieron los ajustes necesarios”. A su criterio, a partir de ese año debieron haberse reducido salarios o, bien, empleos. Finalmente, coincidió con la Heritage Foundation –un “think tank” ultramonetarista- en cuanto a la escasa capacidad argentina de competir en el mundo.

A todo esto, el comunicado emitido la noche del miércoles 24 por el directorio del FMI fue un balde de agua fría sobre Krueger. “Dutante los años 90, la institución tuvo actitudes demasiado complacientes sobre la gestión fiscal argentina”. Entretanto, añade el texto, “la deuda tenía papel preponderante en la futura crisis”.

“Lecciones de la crisis argentina”, se titula el texto subido a Internet y resulta de un debate interno (en el directorio, no en la burocracia técnica) realizado en noviembre. Hicieron falta más de cuatro meses para limar las críticas más duras, que afectaban a Krueger, Anup Singh y el ex director gerente Horst Köhler. En la fase final del ensayo iniciado en 1992, o sea 1999-2001, “Argentina se precipitó en la peor crisis económica de su historia. El PBI se contrajo 20% y la mitad de la población terminó en la pobreza”, admite el documento.

La palinodia del FMI no ha terminado. La oficina de evaluaciones independientes continúa sus propias investigaciones, cuyos resultados se elevarán al directorio en mayo. Según trascendidos circulantes en los últimos meses, el futuro informe tal vez sea muy duro con las altas instancias técnicas y la conducción ejecutiva.

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