En su tercera jornada –el encuentro dura cuatro días- la estrella, quiérase o no, fue la presencia de Donald Trump (hablará mañana) en los pasillos y reuniones del World Forum.
Se entrevistó con el Presidente de Israel y con la Primer Ministro británica, Theresa May; será huésped de honor de la recepción que ofrecen los organizadores y más tarde ofrece una cena a un selecto grupo de números uno de grandes empresas europeas con importantes inversiones en EE.UU.
Hay dos incógnitas con el discurso oficial de Trump de mañana: primero, ¿qué dirá? ¿Insinuará una posición más amistosa en materia de comercio global, o saldrá con alguna de las suyas? Segundo, es muy probable que una buena parte de la concurrencia se levante una vez iniciado el discurso, en repudio a expresiones de Trump sobre países africanos y caribeños (“países de m…..”).
Algunos asistentes han decidido directamente no ir a escuchar sus palabras. Pero muchos otros piensan que es mucho más contundente levantarse cuando esté hablando.
Entre tanto, hubo mucha actividad en Davos durante este tercer día que se reseña. Theresa May ( a diferencia del año pasado) sabe ahora las dificultades que encuentra el Brexit (“un error, pero no un desastre” como dijo el ex primer ministro David Cameron que fue quien convocó al plebiscito).
En los pasillos se siguió comentando la intervención del Presidente de Francia, Emanuel Macron, mitad en inglés, mitad en francés, promoviendo de modo inteligente inversiones, innovaciones y menos regulación. Fue, como se esperaba, el campeón del orden liberal, advirtiendo que la globalización enfrentaba una gran crisis. Convocó a funcionarios de todos los gobiernos, a políticos y empresarios, a proteger el ambiente, trabajar por la igualdad de género, y poner límites al populismo y al nacionalismo.
Pero el gran actor fue el tema del populismo. Angela Merkel admitió que los inmigrantes y la pasada crisis del euro, hicieron que su país esté más polarizando que en muchas décadas.
Este mismo tema –el populismo- fue clave en el interés que despertó el discurso del presidente argentino, Mauricio Macri. Además de promover inversiones para su país, Macri recordó que la Argentina dejó atrás el populismo. En momentos que este tema concentra la atención de toda Europa, esta frase fue recibida con alivio. Algunos analistas más audaces opinaron que la Argentina se propone como modelo para dejar este combo de nacionalismo, proteccionismo y autoritarismo. Como había dicho antes el Primer Ministro de Italia, Paolo Gentiloni, “la fragmentación política es el tema dominante en el viejo continente”.