El plan de Lousteau hace agua: el conflicto con el agro repercute negativamente en un recanje de deuda

El agravamiento del conflicto con el campo derrumbó los bonos y catapultó el riesgo argentino, pero además una ofensiva de los bonistas ante los tribunales de Nueva York trabaría emisiones de títulos para un recanje.

22 abril, 2008

El plan financiero que conversara Martín Lousteau con el secretario del Tesoro norteamericano Henry Paulson, en su última gira por Washington, se basa en el lanzamiento de un canje de deuda, retirando préstamos garantizados y lanzando un nuevo título a más largo plazo.

Pero el enrarecimiento del conflicto con el campo y un resquicio legal dejado por el juez de Nueva York, Thomas Griesa, para las acciones de clase de la deuda en default ahora dificultan la idea de otro plan canje, justo cuando desde el BID se descarta la alternativa de otorgar us$ 8.000 millones como pretende la Argentina e insisten desde el Club de París que sin auditoría del FMI, la única manera de salir del incumplimiento sería efectuar un pago con reservas.

El gobierno nacional había creído que entre la millonaria demanda a los dueños de los campos incendiados en el Delta y el asedio judicial al dirigente de la Federación Agraria, Alfredo de Angeli, se cerraba entre pinzas cualquier rebrote de protesta de los productores, a menos de una semana de cumplirse la tregua dispuesta por éstos para facilitar el diálogo por las retenciones móviles.

En la Casa Rosada contaban también con la percepción de un cierto desgaste de la posición del campo, notorias divisiones en sus filas y cierta aprehensión de los dirigentes hacia un retorno a rutas que eche en contra a la opinión pública ciudadana.

El matrimonio presidencial blande la ley de abastecimiento y constituye a Lassie Moreno, avenido a cancerbero en el Mercado de Liniers, para amedrentar a los consignatarios de hacienda y que asuman un rol activo en el transporte a las ciudades, en caso de que el tránsito sea otra vez interrumpido por los productores.

De las usinas oficiales hacen circular rumores sobre cambios en el gabinete para un relanzamiento del gobierno de Cristina Kirchner, el 25 de mayo, y dejan trascender que los candidatos a dejar sus puestos son el ministro coordinador, Alberto Fernández, y el de Economía, Martín Lousteau, lo cual supone un giro más intervencionista, del que culpan a la férrea posición de los productores.

Por eso, Alberto Fernández apuraba a los dirigentes para que firmaran un documento, que implica prácticamente una capitulación en torno de la tregua.

Pero ahora la liebre le salta a los Kirchner otra vez desde el frente externo, adonde el devaluado ministro Lousteau tuvo que salir a hacer malabarismos dialécticos para expresar una supuesta preocupación de sus superiores por la inflación, usando para ello el foro del BID.

Los bonos tuvieron una fuerte caída como consecuencia del desarme de las carteras por parte de inversores institucionales (como fondos de pensión y mutuos) y el riesgo país se acercó al récord de 600 puntos, en una jornada donde el dólar y el euro subieron pese a las ventas que realizara el Banco Central para enfriar la plaza.

Al cierre, el dólar cotizaba a $ 3,21 para la venta y a $ 3,17 para la compra, mientras la cotización del euro quedó a $ 5,18 para la venta y $ 5,08 para la compra.

El índice EMBI+ Argentina, que elabora el banco J.P. Morgan 11EMJ y que mide la diferencia de tasa entre bonos del país con sus similares de Estados Unidos, subía fuertes 26 unidades a 586 puntos básicos.

Los actuales niveles del riesgo país son los más altos desde que Argentina reestructuró su deuda en 2005 y J.P. Morgan cambió la base de ponderación sobre el EMBI+.

La merma promedio de los bonos argentinos se ubicaba en el 2%, con el mayor derrumbe en el Descuento en dólares con hasta 7%. El retroceso se suma al de los días previos, lo cual afecta a las acciones bancarias de la bolsa argentina, ya que los bancos son uno de los mayores tenedores de deuda local.

En la plaza cambiaria, los exportadores cerealeros son uno de los principales abastecedores de dólares al mercado, y el bache que dejan en la oferta de divisas para atender las necesidades de las empresas y clientes, debería ser cubierto por los bancos privados.

Las estadísticas privadas colocan al billete norteamericano en niveles casi similares a los de mitad de octubre, cuando la crisis hipotecaria global arrastró a fuertes pérdidas a los mercados financieros.

Además de la expectativa por las negociaciones que mantiene el gobierno con los dirigentes agropecuarios, un nuevo ingrediente se agregó al marco analítico de los operadores. La síntesis fue dada por Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios: “Las noticias sobre embargos en el exterior, la demora en implementar soluciones a los problemas del cambio y los medios dando opiniones de economistas sobre la coyuntura llevaron a los vendedores de la divisa a esperar a ver qué pasa estos próximos días”.

La tendencia es marcada por la plaza de futuros, que reconoció un dólar en 3,198 pesos (+0,25%) para los compromisos que vencen a fin de mayo y ubicó la posición siguiente, junio en 3,210 (+0,19%). Para los vencimientos de julio en el Rofex rosarino se ofreció 3,217 pesos (-0,09%).

La baja de 2 % promedio experimentada por los papeles de deuda locales respondió a una menor demanda del mercado. El cupón atado al PBI en pesos perdió un 1,60% mientras que en dólares cayó un 1,99%.

Los bonos atados a la inflación también retrocedieron. El Discount en pesos retrocedió 1,46% mientras que el Par en la misma moneda lo hizo en un 1,41%. Este papel en dólares se desploma un 2,32%.

Default

Un nuevo giro tomó la causa judicial que siguen en los tribunales de Nueva York los bonistas que no aceptaron el canje ofrecido en 2005 por el gobierno de Néstor Kirchner, lo cual pone en peligro las emisiones que pensaba realizar el gobierno para trocar compulsivamente los títulos que vencen en los próximos dos años por otros nuevos a 10 años.

Los abogados querellantes están tratando de determinar si hay o no bonos del Estado argentino posibles de embargar y el juez Thomas Griesa trabó la operatoria del clearing de papeles para verificarlo.

Se cree que hay bonos Global, que respaldaban el cumplimiento en el pago de los préstamos garantizados, en poder de inversores institucionales: US$ 17.000 millones de valor nominal de esos papeles.

Si bien en el Ministerio de Economía desestimaron esa investigación, porque “los bonos no circulan y sólo es algo simbólico”, lo cierto es que podría ser que los Global que están en respaldo de esos préstamos garantizados fuesen de los inversores o de la Argentina.

La arquitectura de una nueva refinanciación tropieza ahora en esta vuelta de tuerca que le encontraron los estudios jurídicos litigantes en torno de un eventual exceso en la garantía, como consecuencia de que el gobierno fue efectuando pagos por préstamos garantizados en los últimos años.

Ese excedente es el botín en cuestión que compromete la estrategia oficial. Inicialmente los préstamos garantizados estaban emitidos en dólares y fueron pesificados a $1,40 más el CER (por tanto, la garantía inicial era mayor que la que es necesaria ahora). Los acreedores argumentan que al momento de pesificar los préstamos, la Argentina, a través de un decreto, modificó las cláusulas del contrato original de préstamos garantizados y obligó a los titulares su renunciar como beneficiarios. En consecuencia: si bien podrían no hacerse de los US$ 17.0000 millones en Global, sí podrían de porcentaje no menor”.

Según se sostiene en medios especializados, los litigantes pretenden revender los papeles aunque sea a 15% de paridad.

El plan financiero que conversara Martín Lousteau con el secretario del Tesoro norteamericano Henry Paulson, en su última gira por Washington, se basa en el lanzamiento de un canje de deuda, retirando préstamos garantizados y lanzando un nuevo título a más largo plazo.

Pero el enrarecimiento del conflicto con el campo y un resquicio legal dejado por el juez de Nueva York, Thomas Griesa, para las acciones de clase de la deuda en default ahora dificultan la idea de otro plan canje, justo cuando desde el BID se descarta la alternativa de otorgar us$ 8.000 millones como pretende la Argentina e insisten desde el Club de París que sin auditoría del FMI, la única manera de salir del incumplimiento sería efectuar un pago con reservas.

El gobierno nacional había creído que entre la millonaria demanda a los dueños de los campos incendiados en el Delta y el asedio judicial al dirigente de la Federación Agraria, Alfredo de Angeli, se cerraba entre pinzas cualquier rebrote de protesta de los productores, a menos de una semana de cumplirse la tregua dispuesta por éstos para facilitar el diálogo por las retenciones móviles.

En la Casa Rosada contaban también con la percepción de un cierto desgaste de la posición del campo, notorias divisiones en sus filas y cierta aprehensión de los dirigentes hacia un retorno a rutas que eche en contra a la opinión pública ciudadana.

El matrimonio presidencial blande la ley de abastecimiento y constituye a Lassie Moreno, avenido a cancerbero en el Mercado de Liniers, para amedrentar a los consignatarios de hacienda y que asuman un rol activo en el transporte a las ciudades, en caso de que el tránsito sea otra vez interrumpido por los productores.

De las usinas oficiales hacen circular rumores sobre cambios en el gabinete para un relanzamiento del gobierno de Cristina Kirchner, el 25 de mayo, y dejan trascender que los candidatos a dejar sus puestos son el ministro coordinador, Alberto Fernández, y el de Economía, Martín Lousteau, lo cual supone un giro más intervencionista, del que culpan a la férrea posición de los productores.

Por eso, Alberto Fernández apuraba a los dirigentes para que firmaran un documento, que implica prácticamente una capitulación en torno de la tregua.

Pero ahora la liebre le salta a los Kirchner otra vez desde el frente externo, adonde el devaluado ministro Lousteau tuvo que salir a hacer malabarismos dialécticos para expresar una supuesta preocupación de sus superiores por la inflación, usando para ello el foro del BID.

Los bonos tuvieron una fuerte caída como consecuencia del desarme de las carteras por parte de inversores institucionales (como fondos de pensión y mutuos) y el riesgo país se acercó al récord de 600 puntos, en una jornada donde el dólar y el euro subieron pese a las ventas que realizara el Banco Central para enfriar la plaza.

Al cierre, el dólar cotizaba a $ 3,21 para la venta y a $ 3,17 para la compra, mientras la cotización del euro quedó a $ 5,18 para la venta y $ 5,08 para la compra.

El índice EMBI+ Argentina, que elabora el banco J.P. Morgan 11EMJ y que mide la diferencia de tasa entre bonos del país con sus similares de Estados Unidos, subía fuertes 26 unidades a 586 puntos básicos.

Los actuales niveles del riesgo país son los más altos desde que Argentina reestructuró su deuda en 2005 y J.P. Morgan cambió la base de ponderación sobre el EMBI+.

La merma promedio de los bonos argentinos se ubicaba en el 2%, con el mayor derrumbe en el Descuento en dólares con hasta 7%. El retroceso se suma al de los días previos, lo cual afecta a las acciones bancarias de la bolsa argentina, ya que los bancos son uno de los mayores tenedores de deuda local.

En la plaza cambiaria, los exportadores cerealeros son uno de los principales abastecedores de dólares al mercado, y el bache que dejan en la oferta de divisas para atender las necesidades de las empresas y clientes, debería ser cubierto por los bancos privados.

Las estadísticas privadas colocan al billete norteamericano en niveles casi similares a los de mitad de octubre, cuando la crisis hipotecaria global arrastró a fuertes pérdidas a los mercados financieros.

Además de la expectativa por las negociaciones que mantiene el gobierno con los dirigentes agropecuarios, un nuevo ingrediente se agregó al marco analítico de los operadores. La síntesis fue dada por Fernando Izzo, de ABC Mercado de Cambios: “Las noticias sobre embargos en el exterior, la demora en implementar soluciones a los problemas del cambio y los medios dando opiniones de economistas sobre la coyuntura llevaron a los vendedores de la divisa a esperar a ver qué pasa estos próximos días”.

La tendencia es marcada por la plaza de futuros, que reconoció un dólar en 3,198 pesos (+0,25%) para los compromisos que vencen a fin de mayo y ubicó la posición siguiente, junio en 3,210 (+0,19%). Para los vencimientos de julio en el Rofex rosarino se ofreció 3,217 pesos (-0,09%).

La baja de 2 % promedio experimentada por los papeles de deuda locales respondió a una menor demanda del mercado. El cupón atado al PBI en pesos perdió un 1,60% mientras que en dólares cayó un 1,99%.

Los bonos atados a la inflación también retrocedieron. El Discount en pesos retrocedió 1,46% mientras que el Par en la misma moneda lo hizo en un 1,41%. Este papel en dólares se desploma un 2,32%.

Default

Un nuevo giro tomó la causa judicial que siguen en los tribunales de Nueva York los bonistas que no aceptaron el canje ofrecido en 2005 por el gobierno de Néstor Kirchner, lo cual pone en peligro las emisiones que pensaba realizar el gobierno para trocar compulsivamente los títulos que vencen en los próximos dos años por otros nuevos a 10 años.

Los abogados querellantes están tratando de determinar si hay o no bonos del Estado argentino posibles de embargar y el juez Thomas Griesa trabó la operatoria del clearing de papeles para verificarlo.

Se cree que hay bonos Global, que respaldaban el cumplimiento en el pago de los préstamos garantizados, en poder de inversores institucionales: US$ 17.000 millones de valor nominal de esos papeles.

Si bien en el Ministerio de Economía desestimaron esa investigación, porque “los bonos no circulan y sólo es algo simbólico”, lo cierto es que podría ser que los Global que están en respaldo de esos préstamos garantizados fuesen de los inversores o de la Argentina.

La arquitectura de una nueva refinanciación tropieza ahora en esta vuelta de tuerca que le encontraron los estudios jurídicos litigantes en torno de un eventual exceso en la garantía, como consecuencia de que el gobierno fue efectuando pagos por préstamos garantizados en los últimos años.

Ese excedente es el botín en cuestión que compromete la estrategia oficial. Inicialmente los préstamos garantizados estaban emitidos en dólares y fueron pesificados a $1,40 más el CER (por tanto, la garantía inicial era mayor que la que es necesaria ahora). Los acreedores argumentan que al momento de pesificar los préstamos, la Argentina, a través de un decreto, modificó las cláusulas del contrato original de préstamos garantizados y obligó a los titulares su renunciar como beneficiarios. En consecuencia: si bien podrían no hacerse de los US$ 17.0000 millones en Global, sí podrían de porcentaje no menor”.

Según se sostiene en medios especializados, los litigantes pretenden revender los papeles aunque sea a 15% de paridad.

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