El petróleo otra vez caro

Señales de recuperación coinciden con un síntoma inquietante: los crudos vuelven a ser coyunturalmente caros. Sus dos tipos, Brent y tejano medio (WTI), han ido trepando de US$ 34/37 en enero de 2009 a picos de 81,50 a fin de año e inicios de 2010.

17 febrero, 2010

<p>Hasta el momento, los signos positivos en algunas econom&iacute;as centrales y emergentes, esencialmente en el producto bruto interno, no parecen prestar atenci&oacute;n al alza del petr&oacute;leo. En un fen&oacute;meno paralelo, pero m&aacute;s prolongado, los vaivenes burs&aacute;tiles en Wall Street y Londres ya no son centro de la atenci&oacute;n mundial.<br />
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Aun sin llegar a los picos de 2008 (US$ 147/147,5 el barril, mediados de julio), los crudos septuplican las cotizaciones de hace unos diez a&ntilde;os. Pero &iquest;por qu&eacute; sus actuales niveles o la inanidad de las grandes bolsas no quitan el sue&ntilde;o, salvo a medios como el Economist o el Financial Times? Simple: el neoconservadurismo vive un reflujo que, tambi&eacute;n, modifica de plano el sesgo de la globalizaci&oacute;n financiera.<br />
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La abierta intervenci&oacute;n de gobiernos otrora aferrados al laissez faire desengancha a sectores enteros. La estatizaci&oacute;n de bancos y empresas, directa o indirecta, deja al comercio y la tecnolog&iacute;a como puntales de la internacionalizaci&oacute;n convencional. Pero, m&aacute;s que en entidades financieras o automotrices, la mutaci&oacute;n del papel estatal comienza a influir en el negocio petrolero. <br />
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No exactamente v&iacute;a precios, sino v&iacute;a exploraci&oacute;n y explotaci&oacute;n de hidrocarburos submarinos o &aacute;rticos. Rusia, China, Canad&aacute;, Gran Breta&ntilde;a y Brasil son los arietes. Como resultan menos sensibles que las empresas privadas a las oscilaciones de los futuros petroleros &ndash;de naturaleza especulativa-, los gobiernos se permiten libertades que las venerables &ldquo;siete hermanas&rdquo; ni siquiera so&ntilde;aban.<br />
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La contracara de estas transformaciones reside en un imperativo categ&oacute;rico: el paulatino agotamiento de reservas accesibles. Por un lado, eso acelera la b&uacute;squeda en altamar. Por el otro, promueve programas ligados a combustibles alternativos (de fuentes renovables) y formas limpias de energ&iacute;a. Ambas tendencias incrementan el papel estatal en una nueva especie de globalizaci&oacute;n, ajena al negocio financiero o a bancos tradicionalmente asociados a petroleras.</p>
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