El paro del 5 de mayo
Asegurada la paz en la calle, Moyano convocó luego a un paro general. Mantiene la gimnasia de movilización de masas. Azuzó a Storani y descalificó a los senadores justicialistas. Exhortación a no votar en 2001 a los traidores.
Hugo Moyano pretende mantener la gimnasia callejera de su gente. Convocó a un paro general para el 5 de Mayo, mientras calificaba a la votación del Senado como “una de las traiciones más grandes” sufridas por los trabajadores.
El anuncio lo hizo ayer, en la concentración previa a las deliberaciones legislativas sobre la Ley Laboral, ante una multitud estimada por los organizadores en 40.000 personas; por la policía, en 16.500 y por los observadores en un término medio que la ajusta en20.000.
El orador mantuvo su acostumbrado tono agresivo: recordó la represión policial del miércoles anterior y no dejó de enrrostrar al sufrido Federico Storani la muerte de dos argentinos en Corrientes.
De lo social, se deslizó a la política pura. Atacó a sus compañeros “que se apoderaron del Partido” e instruyó a sus oyentes a prepararse para castigar en las elecciones del año próximo a quienes calificó de traidores a la causa de los trabajadores.
Marginado por la conducción menemista, cuestionado por la CTA de la izquierda peronista (Víctor De Gennaro y Carlos “Perro” Santillán ), Moyano cuenta con el poder de su gremio para paralizar la circulación de la savia económica del país por las rutas argentinas y con la efervescencia social en crecimiento por la desigual distribución del ingreso. Lo que no es poco, como diría un español.
Pero no es lo suficiente para repetir a corto plazo actos de protesta y acciones de calle, que pueden agotar a sus convocados. Nunca hay que estirar el piolín más allá de su resistencia. También el dirigente camionero debe reflexionar sobre que la política es el arte de lo posible. Y recordar que la confrontación debe ser utilizada en dosis bien evaluadas. Como la estricnina, que en muy pequeñas cantidades es un tónico, pero en medidas masivas, mata.
Hugo Moyano pretende mantener la gimnasia callejera de su gente. Convocó a un paro general para el 5 de Mayo, mientras calificaba a la votación del Senado como “una de las traiciones más grandes” sufridas por los trabajadores.
El anuncio lo hizo ayer, en la concentración previa a las deliberaciones legislativas sobre la Ley Laboral, ante una multitud estimada por los organizadores en 40.000 personas; por la policía, en 16.500 y por los observadores en un término medio que la ajusta en20.000.
El orador mantuvo su acostumbrado tono agresivo: recordó la represión policial del miércoles anterior y no dejó de enrrostrar al sufrido Federico Storani la muerte de dos argentinos en Corrientes.
De lo social, se deslizó a la política pura. Atacó a sus compañeros “que se apoderaron del Partido” e instruyó a sus oyentes a prepararse para castigar en las elecciones del año próximo a quienes calificó de traidores a la causa de los trabajadores.
Marginado por la conducción menemista, cuestionado por la CTA de la izquierda peronista (Víctor De Gennaro y Carlos “Perro” Santillán ), Moyano cuenta con el poder de su gremio para paralizar la circulación de la savia económica del país por las rutas argentinas y con la efervescencia social en crecimiento por la desigual distribución del ingreso. Lo que no es poco, como diría un español.
Pero no es lo suficiente para repetir a corto plazo actos de protesta y acciones de calle, que pueden agotar a sus convocados. Nunca hay que estirar el piolín más allá de su resistencia. También el dirigente camionero debe reflexionar sobre que la política es el arte de lo posible. Y recordar que la confrontación debe ser utilizada en dosis bien evaluadas. Como la estricnina, que en muy pequeñas cantidades es un tónico, pero en medidas masivas, mata.
