Ahora, la publicación del balance trimestral revela que perdió otros US$ 25 mil millones en el tercer trimestre de este año.
Para contener la hemorragia harán falta otros aportes hasta totalizar US$ 150 mil millones. El nuevo esfuerzo se orienta a comprar los activos más comprometidos de la firma para evitar lo ocurrido durante las últimas semanas donde la presión de los acreedores comprometió la liquidez disponible.
Esta es la secuencia. A mediados de septiembre, el Tesoro decidió un aporte de US$ 85 mil millones, Luego le asignó una extensión crediticia de US$ 38 mil millones, cuando se advirtió que la primera inyección era insuficiente.
Luego se autorizó a que AIG vendiera papeles comerciales en su poder, por US$ 21 mil millones a la Reserva Federal.
En lo que va del año la empresa ha admitido pérdidas por US$ 38 mil millones, lo que equivale al total de las utilidades de los últimos tres ejercicios. El gobierno comprará acciones preferidas de AIG por valor de US$ 40 mil millones.
Como nada de eso parece alcanzar, y con ánimo de encontrar una solución de fondo, el gobierno estudia comprar US$ 50 mil millones de activos dudosos para que ceda la presión sobre AIG. Unos US$ 30 mil millones son deuda securitizada muy compleja, con derivados financieros de por medio. Y los otros US$ 20 mil millones son títulos respaldados por préstamos hipotecarios en problemas. Es decir, se está proveyendo fondos a alguien que está en el otro extremo de derivados financieros en los que ha intervenido AIG.
<p>Ahora, la publicación del balance trimestral revela que perdió otros US$ 25 mil millones en el tercer trimestre de este año.<br />
Para contener la hemorragia harán falta otros aportes hasta totalizar US$ 150 mil millones. El nuevo esfuerzo se orienta a comprar los activos más comprometidos de la firma para evitar lo ocurrido durante las últimas semanas donde la presión de los acreedores comprometió la liquidez disponible.<br />
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Esta es la secuencia. A mediados de septiembre, el Tesoro decidió un aporte de US$ 85 mil millones, Luego le asignó una extensión crediticia de US$ 38 mil millones, cuando se advirtió que la primera inyección era insuficiente.<br />
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Luego se autorizó a que AIG vendiera papeles comerciales en su poder, por US$ 21 mil millones a la Reserva Federal.<br />
En lo que va del año la empresa ha admitido pérdidas por US$ 38 mil millones, lo que equivale al total de las utilidades de los últimos tres ejercicios. El gobierno comprará acciones preferidas de AIG por valor de US$ 40 mil millones. <br />
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Como nada de eso parece alcanzar, y con ánimo de encontrar una solución de fondo, el gobierno estudia comprar US$ 50 mil millones de activos dudosos para que ceda la presión sobre AIG. Unos US$ 30 mil millones son deuda <em>securitizada</em> muy compleja, con derivados financieros de por medio. Y los otros US$ 20 mil millones son títulos respaldados por préstamos hipotecarios en problemas. Es decir, se está proveyendo fondos a alguien que está en el otro extremo de derivados financieros en los que ha intervenido AIG.</p>
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