El hijo de Benadzir Bhutto, príncipe heredero

spot_img

Es un adolescente de 19 años y la designación es apenas un recurso para salvar las elecciones del martes 8. En realidad, quien manejará el partido Popular (PPP, máxima oposición) es Asif Alí Dzardarí, padre de Bilawal.

El joven, sin experiencia política, ha sido puesto al frente el PPP, lo cual presupone que –si el dictador Pervez Musharraf no los anula-, será candidato presidencial en los comicios. Pero, según teme la mayoría de analistas regionales, esto tiene dos lecturas: o el viudo Asif Alí no controla el partido o es una forma oblicua de facilitar la permanencia en el poder del propio Musharraf.

“El país está al borde de la guerra civil y el PPP se aferra a una absurda sucesión dinástica”, coinciden medios de India y Bangladesh. Lo único positivo es que la oposición deja de lado boicotear las elecciones y tira la pelota al oficialismo, que ahora debe admitirlas o suspenderlas con la excusa de un virtual estado de sitio en nombre de la “lucha contra el terrorismo”. Un argumento que no le sirve ya siquiera a George W.Bush, todavía puntal de Musharraf.

La “dinastía” ni siquiera lleva el apellido fundacional. Iniciado en 1947 con Zulfiqar Alí Bhutto (colgado por los militares en 1979), se extingue con Benazir. Nadie esperaba mucho de Asif Alí, pero la figura de su hijo Bilawal Dzardarí es aun menos seductora: el muchachos juró vengar a su madre, pero lo hizo desde Oxford y en inglés.

El joven, sin experiencia política, ha sido puesto al frente el PPP, lo cual presupone que –si el dictador Pervez Musharraf no los anula-, será candidato presidencial en los comicios. Pero, según teme la mayoría de analistas regionales, esto tiene dos lecturas: o el viudo Asif Alí no controla el partido o es una forma oblicua de facilitar la permanencia en el poder del propio Musharraf.

“El país está al borde de la guerra civil y el PPP se aferra a una absurda sucesión dinástica”, coinciden medios de India y Bangladesh. Lo único positivo es que la oposición deja de lado boicotear las elecciones y tira la pelota al oficialismo, que ahora debe admitirlas o suspenderlas con la excusa de un virtual estado de sitio en nombre de la “lucha contra el terrorismo”. Un argumento que no le sirve ya siquiera a George W.Bush, todavía puntal de Musharraf.

La “dinastía” ni siquiera lleva el apellido fundacional. Iniciado en 1947 con Zulfiqar Alí Bhutto (colgado por los militares en 1979), se extingue con Benazir. Nadie esperaba mucho de Asif Alí, pero la figura de su hijo Bilawal Dzardarí es aun menos seductora: el muchachos juró vengar a su madre, pero lo hizo desde Oxford y en inglés.

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO