El Grupo BRICS, bajo la sombra de la corrupción

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¿Es patrimonio de las economías emergentes? ¿Se revela ahora y aparece con mayor facilidad?

Está reunido el grupo de países conocido como BRICS. Son economías emergentes de especial potencial y significación económica. Así se lo bautizó a principios de siglo, en 2001, aunque entonces eran cuatro países (BRIC): Brasil, Rusia, India y China. Luego se le agregó Sudáfrica (la S final de BRICS).

Precisamente en Johannesburgo es ahora la cita, donde se encuentran los mandatarios de estas naciones, más algunos invitados. Entre ellos figura el presidente argentino, Mauricio Macri. En su actual condición de titular del G20, fue invitado por los anfitriones para avanzar en el documento que debe obtener consensos entre las grandes economías y las emergentes antes de su firma, hacia finales de año en Buenos Aires.

Macri aprovechará la ocasión para reuniones bilaterales con Michel Temer, Presidente de Brasil y el mandatario turco Recep Tayyip Erdogan. En las reuniones colectivas departirá con Vladimir Putin de Rusia, y Xi Jinping de China.

Naturalmente el Grupo tiene su propia agenda. En especial, habrá lugar para analizar las medidas proteccionistas de Estados Unidos, y eventualmente de otras economías importantes, y las perspectivas de una acción común por parte de este grupo especial de economías, para mantener los flujos comerciales sin sobresaltos.

Pero observadores y críticos apuntan en otra dirección. Si hay algo que caracteriza a estos países y que está presente en todos ellos, es un crecimiento y expansión territorial (incluso internacional) de prácticas de corrupción internas, pero que terminan teniendo impacto sobre otras latitudes del planeta, como ocurre en un mundo hiperconectado.

Tanto en Europa como en Estados unidos, el debate sobre la corrupción en estos países pasa por una primera opción: ¿es la misma de siempre?, o ¿lo que pasa es que ahora se revela con mayor claridad?

Los analistas coinciden en dos cosas: estos países tienen cada vez mayor relevancia en la economía mundial, y por tanto, el fenómeno de la corrupción está cada vez extendido y tiene mayor incidencia global.

En este punto recuerda que los presidentes de Brasil y de Sudáfrica fueron alejados de sus cargos por cargos de corrupción (Dilma Rousseff y Jacob Zuma). Sin contar que el actual mandatario brasileño puede ser sometido a juicio por razones similares el año próximo.

En cuanto al gobierno de Rusia, parece estar colmado de figuras ávidas de hacer rápidas fortunas desde la protección del poder, sin importar mucho la legalidad de sus actividades.

En la India, el actual gobierno ha llevado una cruzada contra la economía en negro, omnipresente, eliminando 80% del dinero circulante, y obligando a usar el circuito bancario normal en otros países.

En cuanto a China, la batalla contra la corrupción por parte de Xi Jinping y la nueva cúpula del partido Comunista, ha llevado al arresto e investigación de 100.000 funcionarios estatales.

La globalización de los negocios y las finanzas en los últimos años aumentaron las posibilidades de rápidas y fáciles ganancias en las economías emergentes en veloz crecimiento. Lo que no quiere decir que no haya corrupción en las grandes economías desarrolladas. Pero en todo caso, las de estos países emergentes tienen ribetes más espectaculares. En los Panamá Papers, por ejemplo, aparecen protagonistas de todos los países, sin excepción.

Lo cierto es que, en la Argentina, nadie podría estar sorprendido por esta realidad.

 

 

 

 

 

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