Amenaza convertirse en costumbre. Apenas hace unas semanas que sobrevino una corrida cambiaria que fue preciso derrotar con un cañonazo de alto calibre (un acuerdo stand by con el FMI), cuando la tímida recuperación de la normalidad reveló otra vez su fragilidad.
Nuevamente el mercado cambiario se impuso en la pulseada con el Banco Central y decidió una escalada que sigue devaluando la moneda local en favor del dólar.
Todo lo que dicen los funcionarios es cierto, pero no alcanza. Es cierto que el fracaso de las cosechas por las inundaciones nos priva de contar con alrededor de US$ 8 mil millones esperados. También lo es que las tasas de interés se fueron para arriba en Estados Unidos. Se acabó el tiempo en que se conseguían créditos en dólares a bajísimo interés. Ahora los capitales especulativos buscan refugio en Estados Unidos, y la Reserva Federal anunció que tiene previsto subir gradualmente la tasa de interés, cuatro veces antes de fin de año (esperemos que no sean otras cuatro crisis en la Argentina).
Pero también es cierto que en esta segunda corrida, el dólar llegó a US$ 28,60 por la presión del pequeño mercado especulativo local y por los desaciertos e inoportunidad en las intervenciones del Central.
La situación se resolvió –es una manera de decir- con la renuncia de Federico Sturzenegger (brillante teórico y académico) y la llegada de Luis Caputo, hasta ahora Ministro de Hacienda, a presidir el Central.
Horas antes, el economista Guillermo Nielsen había estado premonitorio. En una entrevista que le hiciera Terapia de Noticias de LN+, dijo que le preocupaba la inocuidad del Central.
Desde su perspectiva, la mesa de dinero de la entidad emisora, que históricamente ganó siempre la batalla contra las disparadas del sistema financiero, estuvo mal manejada, como por principiantes. Y –en sus palabras- se dejó torcer el brazo por un grupo de operadores de un mercado reducido. Cuando intervino, agregó, perdió alegremente millones de dólares sin lograr resultados acordes al esfuerzo.
Ahora es el turno de Luis Caputo en el Central. Viejo conocido presidencial, es respetado en los círculos financieros como un conocedor de la materia y de la operación. Es el momento de demostrarlo.
Durante su tiempo como Ministro de Finanzas –cartera que ahora se fusiona en Hacienda, bajo el comando de Nicolás Dujovne- fue precursor en señalar de manera constante el cambio de clima que se avecinaba, el fin de la era de las bajas tasas de interés, y un importante fortalecimiento del dólar.
Como es un hombre de acción, se centró el conseguir el financiamiento que el país necesitaba para todo este año. Para marzo había conseguido ya el 80% de ese total. Luego se dedicó a buscar financiamiento en pesos.
Una de las pocas gestiones exitosas dentro del equipo económico. Veremos si logra controlar el mercado cambiario y alejar el fantasma de crisis recurrentes.