El gobierno congelaría precios y tarifas para contener el arrastre inflacionario del paro

El secretario de Comercio invocaría la emergencia debida al paro para congelar precios y tarifas en abril ante el arrastre de inflación. La suerte del aumento en combustibles pactado que aplicó sólo Petrobrás marcará la acción oficial.

3 abril, 2008

Con las gomas en los cruces de las rutas aún humeantes, el gobierno amaneció con otro conflicto que, al igual que el agropecuario, presiona sobre la inflación y el abastecimiento: desde Neuquén, las estaciones de servicio de la petrolera brasileña Petrobrás llevaron el valor del litro de la nafta de mayor octanaje a 1 centavo menos de 3 pesos y el gasoil, a 2,09.

El reajuste se fundamentó en un convenio que había formalizado meses atrás el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, con las cámaras que agrupan a los expendedores, según el cual regirían en abril y mayo los nuevos valores.

Ya cinco estaciones de servicio de Petrobrás habían sido multadas por el funcionario el 13 de marzo, justo cuando empezaba el paro del campo, acusándolas de desabastecimiento de combustibles.

Si bien Repsol y Esso ahora mantuvieron los precios, fuentes de la Cámara de Expendedores de Río Negro y Neuquén señalaron que fue porque se encuentran a la expectativa de la reacción oficial ante la implementación del acuerdo suscripto con Moreno, quien cuando las papas queman en la cocina del INdEC sufre ataques de amnesia que le impiden recordar la palabra empeñada.

En Repsol, la nafta más cara, equivalente a la de Petrobrás, se vendía a 2,59 pesos el litro; y el gasoil a 1,81 pesos, mientras la marca del tigre lo hace a 2,89 y 2,19 pesos respectivamente.

La versión paraoficial es que existe un acuerdo no escrito con las petroleras que deja congelados los precios en torno de us$0,70 centavos para el litro de las de mayor calidad y de us$0,50 para el gasoil.

Lassie suelto

Pero por estas horas, el secretario de Comercio Interior recobró su habitual protagonismo al empezar a normalizarse el tránsito de alimentos hacia los centros de mayor consumo.

Se reparte entre los valores a los que se cierran las operaciones en Liniers, en el Mercado Central y en los supermercados, tras los bloqueos de rutas durante 21 días, pero las computadoras del INdEC que cargan los datos de marzo lo tienen a muy maltraer.

Dentro de la burbuja estadística montada en el instituto verificador contempla una “hipótesis” de 1,3 % en el mes de mayor especulación con los precios desde que son vigilados por Moreno.

El funcionario permanecía eclipsado por el ministro de Economía, quien asumió el protagonismo en las negociaciones con el sector agropecuario, mientras se permitió cierta libertad con las remarcaciones atendiendo a la prioridad del abastecimiento.

El “acuerdo” de retrotraer valores hasta antes del paro que forzó la semana pasada el secretario de Comercio con los supermercadistas tuvo precisamente una finalidad netamente estadística, porque más que verificar que esas listas se cumplieran en las góndolas, las precisaba para ser computadas en el INdEC.

El INdEC a full

Los economistas privados estiman que en marzo la inflación habría rondado 3,5 %, con décimas más o menos según la fuente. De modo que el arrastre para abril no bajaría de los 2 puntos.

Si se mantuviera la diferencia proporcional en el “dibujo”, para el gobierno la transferencia estadística entre un mes y el otro no sería inferior a 0,8 % de movida, con lo cual demandaría mucha pericia atajarla aun en la acotada óptica oficial.

La brecha proyectada hacia todo el año pronostica una controversia mayor en la distribución del ingreso y en las relaciones financieras con los nuevos bonistas que ajustan por IPC, ya que a ningún instituto le da menos del 35 %, el triple que la ponderación presupuestaria.

La perspectiva activó una vieja idea cuya inspiración se adjudica el secretario de Comercio, aunque podría provenir del propio ex presidente, Néstor Kirchner: los precios máximos.

De algún modo, las retenciones móviles fueron el instrumento intelectual que suministró Martín Lousteau para cumplir con los deseos de aquél, sin exponerse al desgaste de los cinematográficos procedimientos que le gusta emprender a Moreno.

Pero en este caso, priva una situación que califican de “emergencia” por la salida de tan prolongada medida de fuerza que afectó el abastecimiento, y crece la intención de aplicar topes a los precios de abril, una vez que los productos hayan regresado a las góndolas.

Filigranas fiscales

La recaudación impositiva de marzo tampoco acompañó la tendencia de los últimos meses, ya que los ingresos subieron 26,7 % respecto del mismo mes del año anterior, cuando se venía de 46,8 % en febrero y 49,5 % en enero.

La interacción entre el crecimiento del consumo y la inflación empieza a afectar las cuentas fiscales, por cuanto la segunda sube en la realidad muy por encima del reconocimiento oficial e incide en el cálculo del movimiento de la economía.

De este modo, el superávit estadístico ha creado un espejismo, porque los gastos tardan por lo menos dos meses en computarse y se vinculan a ingresos estimados sin la dimensión real de los precios generales.

En círculos bien informados se sostiene que el ministro Lousteau echó mano a las retenciones para cubrir el desfase entre la caja auténtica y las proyecciones efectuadas con datos manipulados, como si los administradores se hubieran creído su propio artilugio.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se felicita por haber sido mantenidos los superpoderes y la emergencia con la anuencia legislativa del comienzo del nuevo gobierno, cuando la coalición kirchnerista estaba a pleno, sin la erosión política en ciernes por las secuelas del paro agropecuario.

El Congreso ha desistido de ejercer su facultad de crear impuestos, delegada en la Presidencia de la Nación, al igual que por los llamados superpoderes , que le han dado al Poder Ejecutivo la posibilidad de destinar, en todo 2007, 24.781 millones de pesos sin controles parlamentarios. Se avecinan días difíciles para la sedentaria actitud de legisladores que se limitan a firmar al pie, ya que el electorado del interior se apresta a pedirles cuentas.

El gobierno se resiste a reconsiderar el gasto para reequilibrar al fisco, pero con una presión tributaria del 28 % se le hará difícil hacerlo por el lado de los ingresos, sin caer en inequidades que provoquen la reacción de los contribuyentes.

El año pasado, el aumento del gasto cerrado en el ejercicio fue del 44 %, pero en un momento, cuando pasaron a la órbita estatal las prestaciones de seguridad social, asociadas a la universalización de las jubilaciones, se llegó a hablar de 70 %. En el componente tienen un enorme peso los subsidios a la actividad privada (cerca de 15.000 millones), que se incrementaron 25 %, y las remuneraciones, que sólo lo hicieron 10 %.

Es interesante observar el panorama fiscal sobre el que se basó el ministro de Economía para tocar las retenciones y desatar el mayor conflicto con el campo de la historia.

La tendencia de la estructura tributaria en lo que va del año es a una mayor regresividad, dado que los impuestos indirectos incrementaron su participación relativa en detrimento de los directos. Los tributos al trabajo vinieron perdiendo terreno al evidenciar una baja en su participación.

También la estructura resulta más distorsiva, ya que el impuesto al cheque y las retenciones aumentan su peso sobre el total de lo recaudado, ya que el impacto del incremento del precio de los principales commodities exportables produjo sustanciales modificaciones en el peso de cada impuesto dentro del actual esquema tributario.

Para no ser menos que la metodología del INdEC, la contabilidad nacional se ha modificado en 2007. Los recursos coparticipados ya no se registran en los balances financieros. Una manera, aproximada de hacer comparables los datos actuales con la información histórica sería restar los recursos coparticipados para años anteriores al corriente, tanto en los ingresos como en los gastos.

Con las gomas en los cruces de las rutas aún humeantes, el gobierno amaneció con otro conflicto que, al igual que el agropecuario, presiona sobre la inflación y el abastecimiento: desde Neuquén, las estaciones de servicio de la petrolera brasileña Petrobrás llevaron el valor del litro de la nafta de mayor octanaje a 1 centavo menos de 3 pesos y el gasoil, a 2,09.

El reajuste se fundamentó en un convenio que había formalizado meses atrás el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, con las cámaras que agrupan a los expendedores, según el cual regirían en abril y mayo los nuevos valores.

Ya cinco estaciones de servicio de Petrobrás habían sido multadas por el funcionario el 13 de marzo, justo cuando empezaba el paro del campo, acusándolas de desabastecimiento de combustibles.

Si bien Repsol y Esso ahora mantuvieron los precios, fuentes de la Cámara de Expendedores de Río Negro y Neuquén señalaron que fue porque se encuentran a la expectativa de la reacción oficial ante la implementación del acuerdo suscripto con Moreno, quien cuando las papas queman en la cocina del INdEC sufre ataques de amnesia que le impiden recordar la palabra empeñada.

En Repsol, la nafta más cara, equivalente a la de Petrobrás, se vendía a 2,59 pesos el litro; y el gasoil a 1,81 pesos, mientras la marca del tigre lo hace a 2,89 y 2,19 pesos respectivamente.

La versión paraoficial es que existe un acuerdo no escrito con las petroleras que deja congelados los precios en torno de us$0,70 centavos para el litro de las de mayor calidad y de us$0,50 para el gasoil.

Lassie suelto

Pero por estas horas, el secretario de Comercio Interior recobró su habitual protagonismo al empezar a normalizarse el tránsito de alimentos hacia los centros de mayor consumo.

Se reparte entre los valores a los que se cierran las operaciones en Liniers, en el Mercado Central y en los supermercados, tras los bloqueos de rutas durante 21 días, pero las computadoras del INdEC que cargan los datos de marzo lo tienen a muy maltraer.

Dentro de la burbuja estadística montada en el instituto verificador contempla una “hipótesis” de 1,3 % en el mes de mayor especulación con los precios desde que son vigilados por Moreno.

El funcionario permanecía eclipsado por el ministro de Economía, quien asumió el protagonismo en las negociaciones con el sector agropecuario, mientras se permitió cierta libertad con las remarcaciones atendiendo a la prioridad del abastecimiento.

El “acuerdo” de retrotraer valores hasta antes del paro que forzó la semana pasada el secretario de Comercio con los supermercadistas tuvo precisamente una finalidad netamente estadística, porque más que verificar que esas listas se cumplieran en las góndolas, las precisaba para ser computadas en el INdEC.

El INdEC a full

Los economistas privados estiman que en marzo la inflación habría rondado 3,5 %, con décimas más o menos según la fuente. De modo que el arrastre para abril no bajaría de los 2 puntos.

Si se mantuviera la diferencia proporcional en el “dibujo”, para el gobierno la transferencia estadística entre un mes y el otro no sería inferior a 0,8 % de movida, con lo cual demandaría mucha pericia atajarla aun en la acotada óptica oficial.

La brecha proyectada hacia todo el año pronostica una controversia mayor en la distribución del ingreso y en las relaciones financieras con los nuevos bonistas que ajustan por IPC, ya que a ningún instituto le da menos del 35 %, el triple que la ponderación presupuestaria.

La perspectiva activó una vieja idea cuya inspiración se adjudica el secretario de Comercio, aunque podría provenir del propio ex presidente, Néstor Kirchner: los precios máximos.

De algún modo, las retenciones móviles fueron el instrumento intelectual que suministró Martín Lousteau para cumplir con los deseos de aquél, sin exponerse al desgaste de los cinematográficos procedimientos que le gusta emprender a Moreno.

Pero en este caso, priva una situación que califican de “emergencia” por la salida de tan prolongada medida de fuerza que afectó el abastecimiento, y crece la intención de aplicar topes a los precios de abril, una vez que los productos hayan regresado a las góndolas.

Filigranas fiscales

La recaudación impositiva de marzo tampoco acompañó la tendencia de los últimos meses, ya que los ingresos subieron 26,7 % respecto del mismo mes del año anterior, cuando se venía de 46,8 % en febrero y 49,5 % en enero.

La interacción entre el crecimiento del consumo y la inflación empieza a afectar las cuentas fiscales, por cuanto la segunda sube en la realidad muy por encima del reconocimiento oficial e incide en el cálculo del movimiento de la economía.

De este modo, el superávit estadístico ha creado un espejismo, porque los gastos tardan por lo menos dos meses en computarse y se vinculan a ingresos estimados sin la dimensión real de los precios generales.

En círculos bien informados se sostiene que el ministro Lousteau echó mano a las retenciones para cubrir el desfase entre la caja auténtica y las proyecciones efectuadas con datos manipulados, como si los administradores se hubieran creído su propio artilugio.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se felicita por haber sido mantenidos los superpoderes y la emergencia con la anuencia legislativa del comienzo del nuevo gobierno, cuando la coalición kirchnerista estaba a pleno, sin la erosión política en ciernes por las secuelas del paro agropecuario.

El Congreso ha desistido de ejercer su facultad de crear impuestos, delegada en la Presidencia de la Nación, al igual que por los llamados superpoderes , que le han dado al Poder Ejecutivo la posibilidad de destinar, en todo 2007, 24.781 millones de pesos sin controles parlamentarios. Se avecinan días difíciles para la sedentaria actitud de legisladores que se limitan a firmar al pie, ya que el electorado del interior se apresta a pedirles cuentas.

El gobierno se resiste a reconsiderar el gasto para reequilibrar al fisco, pero con una presión tributaria del 28 % se le hará difícil hacerlo por el lado de los ingresos, sin caer en inequidades que provoquen la reacción de los contribuyentes.

El año pasado, el aumento del gasto cerrado en el ejercicio fue del 44 %, pero en un momento, cuando pasaron a la órbita estatal las prestaciones de seguridad social, asociadas a la universalización de las jubilaciones, se llegó a hablar de 70 %. En el componente tienen un enorme peso los subsidios a la actividad privada (cerca de 15.000 millones), que se incrementaron 25 %, y las remuneraciones, que sólo lo hicieron 10 %.

Es interesante observar el panorama fiscal sobre el que se basó el ministro de Economía para tocar las retenciones y desatar el mayor conflicto con el campo de la historia.

La tendencia de la estructura tributaria en lo que va del año es a una mayor regresividad, dado que los impuestos indirectos incrementaron su participación relativa en detrimento de los directos. Los tributos al trabajo vinieron perdiendo terreno al evidenciar una baja en su participación.

También la estructura resulta más distorsiva, ya que el impuesto al cheque y las retenciones aumentan su peso sobre el total de lo recaudado, ya que el impacto del incremento del precio de los principales commodities exportables produjo sustanciales modificaciones en el peso de cada impuesto dentro del actual esquema tributario.

Para no ser menos que la metodología del INdEC, la contabilidad nacional se ha modificado en 2007. Los recursos coparticipados ya no se registran en los balances financieros. Una manera, aproximada de hacer comparables los datos actuales con la información histórica sería restar los recursos coparticipados para años anteriores al corriente, tanto en los ingresos como en los gastos.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades