<p>Por cierto, los mercados reflejaban las aprensiones de operadores e inversores respecto de la Eurozona. Este miércoles las aperturas orientales se hacían eco de lo sucedido el martes en Occidente. En efecto, hubo amplias caídas bursátiles en Milán (2,55%), Madrid (2,19%), Nueva York (igual) y París (1,82%), aunque no tanto en Londres (0,97%).<br />
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Obviamente, la clave reside en dudas sobre dos endeudamientos más pesados que los de Grecia o Portugal: los de España e Italia. Ambos países, al mismo tiempo, viven crisis políticas propias. Por ejemplo, en Madrid hay un interregno, donde lo único proactivo es el movimiento de los indignados.<br />
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En efecto, los títulos soberanos de ambos países abrían el miércoles prolongando la tendencia negativa iniciada el lunes. ¿Por qué? Porque crecen los riesgos de contagio en dos economías “intermedias” muy vulnerables. Este martes, el gobierno de Silvio Berlusconi se puso en alerta. Tras una reunión convocada por Giulio Tremonti, ministro de economía, el gabinete reconoció que “Italia está siendo golpeada por tensiones de alcance internacional, pero nuestras finanzas y los bancos mantienen solidez”.<br />
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Pero no convence a los mercados. No obstante, Berlusconi hablará este miércoles al parlamento y no se descartan ulteriores recortes fiscales. Sin embargo, los analistas prefieren seguir los pasos de Tremonti –cuyas relaciones con el Cavaliere son malas- en Luxemburgo. Allí conversará con Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo (los diecisiete países que emplean la moneda común).<br />
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En España, las cosas van peor para José Luis Rodríguez Zapatero. Pero el jefe dimitente de gobierno ni siquiera desiste de sus vacaciones. Todo esto mientras inversores y especuladores pedían una tasa de cuatro puntos sobre la referencial alemana para bonos a diez años, nivel que en Italia es apenas menos duro: 3,5%. Según expertos británicos y franceses, los malos indicadores económicos en Estados Unidos y la Eurozona merman el interés de los mercados por papeles soberanos.<br />
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España e Italia, por otra parte, muestran altos déficit fiscales. Ergo, necesitan acceso continuado a nuevos financiamientos para cubrir brechas y restituir los créditos que vencen. Si se cierra la canilla en cualquiera de ambas penínsulas, sobrevendrá una catástrofe inimaginable para Bruselas o Francfort.<br />
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El 21 de julio, la “supercumbre” no consiguió aislar Grecia, Portugal e Irlanda del resto de la Eurozona. La dirigencia política prometió solemnemente “nuevas medidas para asistir a los países vulnerables”. Luego empezaron a vacilar, tras lanzar unas pocas medidas. Argüían un motivo “técnico”: el volumen del fondo para rescates (€ 440.000 millones) no resultará suficiente si las economías en peligro involucran a España e Italia.<br />
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Por otro lado, tampoco queda claro durante cuánto tiempo ambos países –u otros- podrán financiarse a tasas de largo plazo que rondan 6% anual (el promedio al empezar agosto). Naturalmente, los gobiernos apelan a una palabra mágica pero contraproducente, “austeridad”. Lo hacen a instancias de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el inefable Fondo Monetario Internacional. Así, Roma recortó partidas presupuestarias por € 40.000 millones. Sin resultados tangibles porque recién se realizarán en 2013 y 2014. <br />
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El foco de la crisis torna a la Eurozona
Barack Obama logró elevar el tope de endeudamiento de US$ 14,3 a 16,4 billones hasta el ejercicio 2013/4. Los republicanos obtuvieron US$ 3,8 billones en recortes extras, a votarse de ahora a fin de año. Pero hoy la atención pasa a España e Italia