La pandemia afectó gravemente al comercio global y, a medida que se vislumbra su salida, las ventas internacionales van recuperando el terreno perdido. A lo largo abril, pese a que se mantuvo en el pico de contagios (en ningún momento del mes bajó del millón de casos activos), nuestro principal socio registró un alza del 41% i.a. de sus compras del exterior, señal de que su economía goza de una buena salud y, dato no menor, una baja base de comparación (la caída en abril de 2020 había sido de 16% i.a.).
En particular, las compras a nuestro país que la primera economía del Mercosur realizó treparon 52% i.a. en abril, alcanzando US$ 825 millones. Sin embargo, a pesar de este rebote, todavía se encuentran 10% por debajo del nivel de abril de 2019 (US$ 920 millones), según explica el último informe de la consultora Ecolatina.
En tanto, las importaciones argentinas provenientes desde Brasil saltaron un 88% i.a., rozando los US$ 900 millones, y se ubican levemente por debajo a las del 2019 (US$ 930 millones). De esta manera, el flujo bilateral de bienes se incrementó 69% i.a. en el cuarto mes del año, mostrando un resultado negativo de US$ 70 millones (abril del año pasado había exhibido un monto similar, pero con el signo inverso).
Con este dato, la demanda brasileña por productos argentinos acumula un alza de 23% i.a. en el primer cuatrimestre del año. Por su parte, las compras de nuestro país que provienen del gigante sudamericano avanzaron 33% i.a. en el mismo lapso. La variación de las importaciones mayor a la de las exportaciones explica que el resultado se haya vuelto deficitario en algo más de US$ 50 millones, a diferencia del primer cuatrimestre del 2020, cuando había mostrado un superávit de US$ 170 millones.
La recuperación de las exportaciones e importaciones sigue mostrando la mejora de ambas economías, algo esperable y lógico, luego del cierre total que se observaba a esta altura del año pasado. Además, a pesar de estar en mínimos históricos, la participación de los productos argentinos en el mercado brasileño está recuperando terreno: tras promediar el 5,0% de los ingresos al país en el primer cuatrimestre del año pasado, se ubicaron en 5,4% en el mismo período de 2021.
Esto indica que la demanda por productos argentinos está traccionando las compras, ubicándose por encima de otros proveedores. Si bien estamos lejos de la media de los últimos diez años (6,5%) el rebote es un buen síntoma.
Las ventas a Brasil, además, están muy vinculadas con la exportación de manufacturas de origen industrial, producto del cual es nuestro principal demandante, y que alienta la demanda de empleo formal en nuestro país. Sin embargo, preocupa que, a pesar del buen ritmo de nuestras ventas, nuestras compras se ubiquen en un nivel superior, provocando un déficit neto de divisas.
Si esta dinámica se agravara, podría limitar el crecimiento de la actividad económica local (tanto si se corrigiera el desbalance por precios -devaluando-, como si se lo encarara por cantidades -endureciendo el cepo a las importaciones-).
Esperamos que en 2021 nuestras exportaciones a Brasil se incrementen alrededor de 15%, debido a que la industria liderará la recuperación de la economía brasileña (de acuerdo con el consenso de mercado, crecería 5% este año, por encima del 3% al que crecería el promedio de la economía).
El impulso de Brasil, más la suba de los precios de los commodities, aportarían reservas fundamentales para surfear tensiones cambiarias en el período pre-electoral. Aprovechar esta ‘benevolencia externa’ al máximo dependerá de que no se atrase en demasía el tipo de cambio, desincentivando las ventas, y de que las restricciones a las compras externas no se profundicen, limitando las mejoras de productividad.