Hace tiempo que los economistas vienen advirtiendo que la abundancia de personas mayores será problemática para la economía y para la sociedad. Sin embargo, hay una teoría que dice exactamente lo contrario.
A pesar de las actuales crisis sociales y ambientales provocadas por el crecimiento de la población mundial, la sociedad ha decidido que el peligro principal es el envejecimiento demográfico. Sin embargo, hay una serie de beneficios sociales, económicos y ambientales asociados con la vejez que compensan con creces la carga de mantener a los ancianos.
Esta teoría que desarrollan en “Aging Human Population: Good for us, Good for the Earth” Frank Götmark (Universidad de Gotemburgo), Philip Cafaro, (Universidad de Colorado) y Jane O’Sullivan (Universidad de Queensland), se explica en Trends in Ecology Evolution. Los ecologistas deberían estudiar y comunicar mucho más los impactos negativos del crecimiento de la población humana y de la excesiva densidad de la población.
No deberían confundirse con los argumentos económicos a favor del continuado crecimiento poblacional, dicen los autores. Con mejores servicios de salud e instalaciones sanitarias la gente vive más. Por otro lado, con más acceso a controles de natalidad confiables mucha gente está teniendo menos hijos. Esto lleva a que crezca la proporción de ancianos.
Esta transición a familias más reducidas que viven más años ya es una realidad en muchos países. La ONU estima que el número de mayores de 60 años se duplicará para 2050. Muchos de los legisladores, analistas y economistas interesados en aumentar el crecimiento económico sugieren que habría que implementar incentivos para que la gente tenga más hijos.
Les preocupa que una población envejecida y en declinación desencadene tres grandes problemas: • escasez de trabajadores,
• excesivo gasto en salud y atención a ancianos y,
• presupuesto insuficiente para pensiones y jubilaciones. Los tres problemas combinados generan pobreza.
Según la teoría de estos tres estudiosos, la desaceleración del crecimiento poblacional es un componente clave en la lucha contra el cambio climático, contra la escasez de alimentos y agua y también para prevenir la extinción masiva de especies en peligro. Citan lo admitido por 15.000 científicos en 184 países: “el continuado crecimiento de la población es responsable de muchos peligros ecológicos y sociales”.
Tres elementos en juego El estudio analiza cada uno de estos tres problemas mencionados como responsables del envejecimiento de la población. El primero, según el cual una fuerza laboral reducida no podrá hacer frente a la demanda de trabajo, podría tener fundamento si fuera cierto lo que suponen los pronósticos económicos: que la cantidad de personas empleadas en cada grupo etario va a permanecer estable.
Pero la teoría de mercado dice que la reserva laboral es mucho más elástica de lo que se cree y que los números de trabajadores en todos los grupos de edad pueden fluctuar debido a las oportunidades de empleo o a las barreras al acceso.
Además, la gente se está jubilando más tarde o hace un semi-retiro. También, el crecimiento de las tareas automatizadas podría compensar la falta de trabajadores en las naciones desarrolladas. De modo que aunque las sociedades envejecidas y en contracción tengan menos trabajadores de los que tendrían si continuaran creciendo, esos trabajadores podrían tener una mejor vida económica, social y ambiental que si vivieran en un país de gran crecimiento.
Sobre la segunda gran preocupación –excesivo gasto en atención a la vejez– admiten que el gasto en servicios geriátricos puede aumentar con el envejecimiento de las sociedades. Pero añaden que muchos analistas no ven la otra cara de la moneda: la gente es más longeva porque está más sana y se ocupa más de prevenir enfermedades que la generación anterior.
Este giro hacia la medicina preventiva debería dar frutos a largo plazo porque los ancianos más sanos podrán mantener su independencia durante más tiempo. La validez del temor al tercer problema identificado, la insuficiencia de fondos para pagar jubilaciones y pensiones, es la más difícil de determinar porque hay infinidad de planes jubilatorios según los países y sus empresas.
Lo más generalizado es que todos traten de reducir sus gastos en este rubro elevando la edad de jubilación, una decisión económicamente desaconsejable, según el estudio. El aumento del gasto en jubilaciones, podría verse compensado por la reducción del crecimiento poblacional, que requeriría menos dinero para educación, seguro de desempleo e infraestructura.