En el mundo de las finanzas globales que critican fuertemente el uso de los hidrocarburos, las inversiones ya no van al sector energético tradicional sino al renovable.
Esto significa un problema enorme para los grandes grupos, como Exxon, BP y Aramco. Podría ocurrir que nunca se extraigan ni se quemen inmensas cantidades de petróleo, gas y carbón, porque hacerlo intensificaría el calentamiento global., empeoraría los desastres climáticos y reduciría las tierras cultivables. Eso podría dejarlos con cantidades de activos obsoletos o no productivos (en inglés se los llama “stranded assets”).
El costo de no utilizar esos activos podría ser enorme. Algunos cálculos los sitúan en US$ 900.000 millones, o sea un tercio del valor actual de las compañías de petróleo y gas. Esa cantidad se evaporaría si los gobiernos emprenden estrictamente los controles para impedir el aumento de la temperatura.
Aun con lo que la industria podría ver como un modesto aumento de 2º, que fue la meta acordada por los países en el Acuerdo de París de 2015 sobre cambio climático, los productores de energía (carbón incluido) tendrían que dar por perdida la mitad de sus reservas de combustibles fósiles. Si el umbral de 1,5º se pudiera cumplir, entonces el dolor será más agudo. Dejaría sin valor 80% de los activos en hidrocarburos.
La mayoría de las petroleras internacionales tienen acciones y bonos en los mercados de capitales. Las acciones de los productores de petróleo, gas y carbón tienen menores valuaciones que hace cinco años. El peligro se ve con claridad: cientos de miles de millones de dólares de valor podrían perderse.
La International Energy Agency define “stranded assets” como “inversiones que ya se han hecho pero que en algún momento anterior al final de su vida económica, ya no van a poder conseguir un retorno económico”. Esas inversiones pueden implicar la compra de derechos para explorar una determinada área o activos con infraestructura instalada que ya están produciendo hidrocarburos.