Entre otras medidas, particularmente la suba de tasas de interés establecida para productores que mantengan un stock superior al 5% de su producción, como lo recuerda el reciente informe del IERAL de la Fundación Mediterránea.
Las ventas (operaciones a precio cerrado), que promediaban 400 mil toneladas semanales en agosto, se ubicaron en 2,8 millones de toneladas en la primera semana de setiembre y en 3,1 millones de toneladas en la segunda semana. De la mano de esta comercialización de soja que será récord y hasta más alta de la seguramente prevista (se ubicaría entre 9,3 y 11,9 millones de toneladas), la liquidación de divisas agroindustriales del mes de setiembre podría ubicarse en un rango también excepcional de entre US$ 5.200 millones y US$ 6.600 millones, un aumento muy fuerte respecto de los meses previos.
Si bien el mes no está todavía cerrado, todo indica que el récord de comercialización de setiembre incluirá ventas de soja que ya debería haber estado vendida (catch up), soja que se vende usualmente en el propio setiembre e incluso ventas de octubre (u otros meses) que se estarían adelantando.
Ahora bien, esta elevada comercialización y liquidación de divisas de setiembre es un fenómeno claramente excepcional (no sostenible), siendo de esperar una caída importante en los últimos tres meses del año, a medida que la comercialización se regulariza volviendo a un patrón histórico, y considerando que los granos que se pueden vender son sólo aquellos producidos en el ciclo, descontadas las existencias que usualmente se mantienen.
Según estimaciones propias la liquidación agroindustrial podría estar en un rango de entre US$ 4.600 y US$ 6.000 millones en el último trimestre, con una distribución mensual difícil de anticipar, pero muy probablemente que iría de menor a mayor. En octubre la liquidación podría ubicarse entre los US$ 1.250 y US$ 1.650 millones, se recuperaría levemente en noviembre, pasando a un rango de entre US$1.350 y US$ 1.800 millones, y volvería a mejorar en diciembre por el ingreso al mercado de los cultivos de invierno (US$ 2.000 – US$ 2.550 millones). Estos escenarios suponen que no hay nuevos cambios de normativa y que el día después del 30 de setiembre no hay un dólar preferencial o algún otro cambio que favorezca las exportaciones agroindustriales.