El delicado equilibrio entre China y EE.UU.

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Las tensiones entre las dos grandes potencias del mundo sobre espionaje cibernético y territorial amenazan con debilitar la buena voluntad lograda mediante lazos financieros.

Hasta no hace mucho tiempo se suponía que los numerosos lazos económicos y financieros entre ambos países servirían para contrarrestar las tensiones políticas y militares. La sexta ronda del Diálogo Estratégico y Económico China-Estados Unidos, realizada el 9 y 10 de julio el Diálogo Estratégico y Económico, es un esfuerzo por sellar esos intereses comunes. “Una confrontación entre China y Estados Unidos definitivamente sería un desastre para ambos países y para el mundo”, dijo el presidente Xi Jinping durante la inauguración de la ronda.

 

Pero ese intento de buena voluntad podría ser superado por una creciente ola de desacuerdos que van desde rivalidad naval en el Pacífico occidental hasta la ciberpiratería y protestar por acceso a mercado. Todo eso debilita cada vez más la escasa confianza que existe entre ambos. y puede influir en la dinámica de los diálogos.

 

Este mecanismo diplomático, que es una ampliación del Alto Diálogo y del Diálogo Estratégico Económico, iniciados bajo la administración de los presidentes Hu Jintao y George W. Bush, es el canal oficial más visible de contacto entre las dos principales economías del mundo.

 

Al inicio de las reuniones en Beijing, China se vio ante numerosas acusaciones de ciberhackeo en Estados Unidos. El diario The New York Times informó que hackers basados en China habían logrado acceso a la oficina federal del gobierno que maneja información reservada. Interrogado sobre ese informe, John Kerry, secretario de estado al frente de la delegación norteamericano, dijo que el incidente todavía se está investigando y que por ahora no parece haber comprometido material sensible.

 Los chinos interpretan las quejas chinas como una muestra de hipocresía, especialmente después de que los documentos de Snowden fueran publicados. Pero Estados Unidos considera que el robo chino de knowhow tecnológico a empresas norteamericanas es incompatible con una economía global y abierta y dice que aplicará mayor presión a China.

En el frente geopolítico las tensiones también aumentaron por la actitud más agresiva adoptada por China en el último año con respecto a sus reclamos territoriales en el Pacífico occidental; Beijing anunció una zona de defensa aérea en el Mar de la China y colocó una plataforma de exploración petrolera en un sector de ese mar reclamado por Vietnam.

Los chinos insisten en que su conducta es una simple respuesta a provocaciones de sus vecinos. Sugieren que el llamado giro asiático de la administración Obama envalentonó a países como Filipinas y Japón a presentar sus propios reclamos.

Por su parte, Washington el aumento de las tensiones de manera opuesta. Los funcionarios norteamericanos describen una estrategia china deliberada, calculada y de largo plazo para establecer lentamente su control sobre grandes partes del pacífico occidental mediante incidentes de bajo nivel que no generen una respuesta norteamericana pero que convenzan a sus aliados de que no pueden confiar en Washington para que venga a defenderlos.

El Pentágono está considerando aumentar la agresividad de su vigilancia de la actividad naval china , con más operaciones aéreas y navales en las áreas en disputa. En realidad ambos países están siendo empujados hacia lo que los académicos llaman “un dilema de seguridad”, donde cada movida militar genera una contra movida por parte del otro y así, elevando los riesgos de conflicto.

Estas tensiones geopolíticas son contrabalanceadas por la realidad de la profunda dependencia económica entre ambos países, que van desde el comercio hasta los mercados de bonos y que, según algunos analistas, se fortalecen cada día más.

 

 

 

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