La incertidumbre sobre el virus, que ya infectó a más de 17.000 personas, alteró todas las cadenas de suministro del mundo, contrajo el precio de los activos y obligó a los negocios internacionales a tomar decisiones difíciles con poca información, afirma hoy el Wall Street Journal.
Estados Unidos, los gobiernos de Europa y Asia están aplicando nuevas regulaciones para bloquear la entrada de visitantes procedentes de China y controlar a los ciudadanos nacionales que retornan de ese país. Las grandes aerolíneas han suspendido sus vuelos a China y las empresas han sacado de allí a sus ejecutivos expatriados.
La crisis sanitaria de china está poniendo a prueba a todo el sistema económico global y afectando la fragilidad del incipiente boom y también la fortaleza de China como consumidor. Desde que identificó el coronavirus disminuyó su demanda de petróleo crudo en 16%. Arabia saudita ha pedido una reunión de emergencia de los países miembros de la OPEP.
China es el importador de petróleo más grande del mundo y Wuhan, la ciudad donde apareció el virus, es uno de los principales centros de gas y petróleo. Dos grandes clientes sauditas, China National Chemical Corp. y Hangli Petrochemical, con capacidad para refinar casi un millón de barriles diarios, están reduciendo sus compras.
El impacto del coronavirus explica gran parte de la caída de 3,7% en el índice Industrial Dow Jones con respecto a su récord el 17 de enero.