Según publica el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT,) es probable que, como consecuencia de la modificación de los regímenes de lluvias, se pierdan cosechas y disminuya la producción a largo plazo de los principales cultivos. El CIMMYT trabaja en colaboración con su centro hermano, el CCAFS (Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria) para encontrar una solución a los problemas derivados del cambio climático a los que se enfrentan los agricultores del mundo en desarrollo.
La preocupación es compartida con empresas y gobiernos. Los grandes grupos multinacionales de productos agrícolas – como Syngenta, Monsanto y Cargill—en sociedad con gobiernos, organizaciones internacionales y de agricultores se proponen desarrollar métodos sustentables de producción y mejorar las prácticas agrícolas para los 80 millones de pequeños terratenientes de África.
Para las empresas involucradas, los beneficios son evidentes porque mayor y mejor rendimiento significa agricultores más ricos y más clientes para sus productos.
Para el resto del mundo, mayores rendimientos significa más alimentos para una población global que se espera llegue a 10.000 millones para mediados del siglo.
De ahí el creciente empeño en lograr técnicas de producción más eficientes, que incluyen la llamada agricultura de precisión que emplea GPS avanzados, data analytics y sensores remotos en la agricultura. Monsanto, el gigante norteamericano que fabrica semillas genéticamente modificadas, invirtió el año pasado US$ 930 millones en la compra de Climate Corporation, una empresa de datos con sede en San Francisco. En realidad, la preocupación por la seguridad de los alimentos –que todos tengan un acceso razonablemente igualitario a ellos — es de larga data, pero el avance hacia la meta es alarmantemente lento.
El último informe redactado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. De Naciones Unidas, reveló que el calentamiento global ya tiene un efecto negativo en la seguridad alimentaria. El informe dice que el cambio climático ya afecto los rendimientos del maíz y el trigo en muchas regiones. El problema no es solo cultivar más sino cómo hacer cambios en la distribución que reduzcan el desperdicio. El trabajo presenta también la conexión entre calentamiento global y suba de precios de esos dos granos. Los rendimientos netos de las cosechas en todo el mundo podrían declinar hasta 2% después de 2030 mientras que el cálculo de demanda de alimentos aumentará 14%.