El Brexit al día de hoy

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Se acerca el día en que se sabrá si la separación será ordenada o no.

Desde que comenzó la campaña a principios de 2016 el Brexit fue caótico pero en los últimos días decir caos es poco. El acuerdo propuesto para los términos del divorcio entre Gran Bretaña y la Unión Europea hizo saltar por los aires la frágil tregua que existía entre los funcionarios británicos que deben negociar la separación.

Más o menos al mismo tiempo el gobierno populista de Italia provocó la indignación de la UE al decidir un presupuesto que infringe las reglas de gasto del bloque. Y luego está la permanentemente impredecible presidencia de Donald Trump. Frente a una competencioa tan dura, lo que convierte al Brexit en especialmente desestabilizante es que parece haber pocos controles para impedir que avance hacia una catástrofe de proporciones.

En Estados Unidos, las elecciones de medio término signifcan un control para Trump; un Congreso dividido servirá para obstruir algunas de sus políticas más incendierias. El plan de Italia de contraer grandes déficits crea un dolor de cabeza para Bruselas, pero la UE puede actuar como control institucional y tomar la medida extrema de imponer multas y otras penalidades a Roma por sus derroches.

A estas alturas, lo único capaz de evitar que el Brexit adopte su forma más destructiva son los mercados financieros. La vuelta atrás del Brexit se vuelve técnicamente más difícil porque los dos partidos votaron abrumadoramente a favor de comenzar el proceso y el partido con poder para llamar a otra elección general o segundo referéndum no lo va a hacer. Muchas veces se ha usado el poder colectivo de mercados para corregir medidas equivocadas de los políticos.

Luego de la caída inmediata al referéndum, los traders se aferraron a la idea de que el temido “Brexit sin acuerdo” se va a evitar cuando se haga oficial la separación a finales de marzo. Mientras tanto, cruzan los dedos y esperan. La primera ministro Theresa May podría ser defenestrada por miembros de su propio partido. El acuerdo por el Brexit que acaba de ofrecer podría ser rechazado por el palamento completo, lo cual aumentaría la posibilidad de un Brexit sin acuerdo.

Semejante imprudencia pondría de rodillas a los mercados financieros, especialmente si la venta que deprimió la libra se filtra hacia los bonos del gobierno.

Pero si a los que verdaderamente creen en el Brexit los motiva puramente la ideología, entonces los mercados – y la economía—no importan. Una gran porción de políticos británicos vive temiendo que un mal Brexit desencante a la gente que votó “Salir”. Si el gobierno juega a enfrentarse con los mercados financieros, ambas partes van a perder.

 

 

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