Según los pronósticos de la Agencia Internacional de energía, En el 2019, Estados Unidos despojará del primer lugar a Rusia y también a Arabia Saudita en el ranking de producción petrolera. La nueva posición se debe a una combinación entre precios adecuados(que han mejorado con respecto al año pasado), mayor expertise con nueva tecnología para explorar los yacimientios shale, y por último una política de la OPEP de mantener precios relativamente altos para que la oferta no inunde el mercado y lo haga descender.
Este año, debido a una economía en crecimiento, se estima que la demanda global crecerá 1,4 millones de barriles diarios, mientras que el consumo total se ubicará en 99,2 mbd. La novedad es que, encabezado por EE.UU, la producción crecerá 1,8 mbd. Con lo cual la producción total fuera de la OPEP, será de 59,9 mbd.
Líder mundial en petróleo y gas, Estados Unidos lo será por varias décadas, según la AIA. En 2018, la producción excederá los 10 millones de barriles diarios.
Para entender el rol estadounidense en el escenario energético es necesario tener varios factores en cuenta. En 2014, el precio del barril de crudo llegó a US$ 110. Dos años después, el barril de Brent –el crudo de referencia- colapsó hasta llegar a US$ 30 el barril.
En esa instancia, la OPEP junto con Rusia decidieron producir menos. La meta: reducir los inventarios acumulados por los compradores y aumentar los precios de referencia. El acuerdo era reducir la producción en 1,8 millones de barriles diarios, desde final de 2016 hasta el final de 2018. Para lograrlo, Riyadh bajó su propia cuota productiva más allá de lo acordado que era 486.000 barriles diarios. Desde ese momento, el precio del barril, progresivamente subió en US$ 25.
Pero entretanto el shale oil estadounidense tuvo un crecimiento explosivo. Costos de producción más bajos gracias a nueva tecnología, y además mejores precios en el barril. A tal punto que, se estima, la producción estadounidense a fin de este año igualará toda la reducción productiva dispuesta por la OPEP. La situación de la organización – y de Arabia Saudita en particular- es difícil. Ahora el riesgo es perder porciones de mercado debido a mayor producción de Estados Unidos por los mejores precios, producto de la reducción en la producción de los países de la organización.
En un contexto de abundancia energética, la pérdida de market share puede ser muy dañina.
Si bien las predicciones sobre cuándo llegará el peak oil demand se estiman en una o dos décadas más, mantener el market share es más vital que nunca. Puesto de otra manera: la OPEP fue exitosa en elevar los precios de forma importante, pero parece que está perdiendo la batalla por las porciones del mercado que controla.
Este año, debido a una economía en crecimiento, se estima que la demanda global crecerá 1,4 millones de barriles diarios, mientras que el consumo total se ubicará en 99,2 mbd. La novedad es que, encabezado por EE.UU, la producción crecerá 1,8 mbd. Con lo cual la producción total fuera de la OPEP, será de 59,9 mbd.