Ejército egipcio, entre negocios y corrupción
A fines de los 90, el Pentágono anunció que aportaría decenas de millones para un hospital militar que Egipto construiría cerca de El Cairo. El dinero iría a equipamiento médico, preparación profesional y apoyo logístico y para los soldados.
9 marzo, 2011
<p>A los pocos años, una misión técnica norteamericana descubrió que los militares locales se beneficiaban, pero de otras maneras. El centro médico se había convertido en lo que un informe oficial de Washington definió como “una empresa de medicina comercial” y los pacientes eran generalmente civiles ricos, no tropa. El hospital inclusive operaba en turismo médico: su sitio Web promovía “suites reales de lujo para clientes internacionales”.<br />
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Wayne Yakes, un médico que trabajó en ese centro, recuerda lo que sus empleadores le contaban sobre la institución. Por ejemplo, que “fue levantada con dinero del contribuyente norteamericano en tiempos de William Clinton”. Eventualmente, Estados Unidos cortó el financiamiento y hasta recobró algunos fondos por otros canales, pues el departamento de defensa puede solventar sólo proyectos con propósitos castrenses.<br />
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Sin embargo, con Washington regalándole a El Cairo US$ 1.300 millones anuales en asistencia militar, la máquina de negocios egipcia solía arreglárselas para malversar dinero de los contribuyentes aquende el Atlántico. Una reciente revisión del programa de ayuda despierta sospechas en casos como la compra de una flota de rumbosos aviones Gulfstream a una compañía privada que fabrica jeeps de uso militar. <br />
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Hoy, los generales dicen conducir a Egipto rumbo a un gobierno civil sin precedentes, tras la caída de Hosní Mubarak, cuarto autócrata de uniforme en 58 años. Por supuesto, asuntos como ese hospital para ricos y el programa de asistencia militar despiertan ecos incómodos, particularmente en el movimiento prodemocrático.<br />
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¿Podrán generales tan profundamente implicados en un sistema que confería omnipotencia política y económica semejante dejarla escurrirse de sus garras? “Será difícil, al menos en un futuro cercano”, teme Christopher Davidson, experto en Egipto de la universidad británica Durham. “Cabe observar que el consejo supremo actúa como un gobierno militar separado, con economía y finanzas propias”. <br />
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Ex funcionarios del Pentágono señalan que la ayuda militar a El Cairo –unos US$ 40.000 millones desde el pacto de paz con Israel en Camp David, 1979- ha servido en realidad para consolidar una burocracia castrense proclive a la corrupción.</p>
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