El Congreso estadounidense aprobó ayer, y con el tiempo
justo, una ley para evitar lo que los medios llamaron “el abismo fiscalâ€, una
serie de medidas que habrían significado la suba de impuestos y recortes
severos al gasto público para las clases menos favorecidos. Esta victoria del
presidente reelecto, Barack Obama, frente a sus rivales republicanos solo
aplaza unas semanas otros temas calientes de agenda en lo económico. Sin
embargo, esta decisión de los congresistas fue recibida con entusiasmo puertas
adentro y afuera, con las bolsas del mundo picando en punta.
“Uno de las principales promesas de mi campaña fue cambiar el código de
los impuestos, demasiado sesgado hacia los ricos a expensas de los trabajadores
americanos de clase media –dijo el presidente demócrata en un discurso desde
que — Esta noche hemos cumplido la promesa gracias a los votos de los
demócratas y de los republicanos en el Congreso”, añadió.
La ley aprobada por el Congreso solo aumenta los impuestos
para las familias con ingresos superiores a los US$ 450.000 anuales, el 1% más
rico. A pesar de estar en contra de la suba de impuestos como principio, varios
republicanos se aliaron a sus pares demócratas para evitar el “abismo fiscalâ€
que habría significado, más allá de una carga adicional a los contribuyentes,
un abultado recorte en el presupuesto de defensa. Una vez Barack Obama
promulgue la nueva ley, el tipo impositivo para las familias con ingresos de
más de 450.000 dólares al año pasará del 35% al 39,6%.
Pero todavía quedan cuestiones pendientes para la economía estadounidense, como
las medidas de recorte del gasto público que no se solucionaron de fondo sino
que fueron aplazadas para dentro de unos meses. Sin embargo, Obama puede
llamarse contento: esta victoria frente a los republicanos es la primera post
victoria presidencial y un duro golpe al sistema de privilegios a los más ricos
heredado de la década republicana.