Dos anuncios recientes de Estados Unidos sugieren que por fin podrían estar ganando impulso las acciones contra el cambio climático. Un grupo formado por 3.333 economistas firmó una declaración abogando por fijarle precios al carbono y aplicar ajustes en las fronteras al contenido de carbono de las importaciones y exportaciones.
Además, la Casa de Representantes ha introducido el Green New Deal, una propuesta para transformar la economía nacional que incluye el pase a fuentes de energía totalmente renovables y la mejora de todos los edificios – existentes y nuevos – para lograr el máximo de eficiencia energética. El Greeen New Deal fue presentado por un grupo de representantes demócratas liderado por Alexandria Ocasio-Cortez.
Ambas propuestas son importantes porque Estados Unidos es un actor central en las discusiones del cambio climático global. Por cuatro razones, dice Martin Wolf en el Financial Times. Primero porque ocupa el segundo puesto mundial en emisión de gases de invernadero; sus emisiones per cápita son muy altas; cuenta con recursos tecnológicos excepcionales y porque hasta ahora su presidente ha mostrado una postura recalcitrante.
Ambos proyectos son imperfectos, según Wolf. La moción de los economistas de incentivos de precios es poderosa, pero por sí sola no alcanza. El Green New Deal reconoce la necesidad de una reinvención del marco regulatorio y de la inversión en infraestructura, pero no otorga ninguna importancia a los incentivos.
Sólo una amplia coalición puede hacer atacar el cambio climático. Por eso ambos planes deberán llegar a un acuerdo para ser políticamente viables.