Es que el nuevo director implementó una masiva reorganización de la organización y desplazó a los dos ejecutivos que controlaban las operaciones diarias. El desorden es tan grave que los congresistas demócratas piden que se investigue a DeJoy y sus medidas supuestamente tendientes a recortar costos pero que han demorado la entrega de las piezas y embarrado la cancha para las elecciones.
Según muestra el nuevo organigrama, el director desplazó o trasladó a 23 ejecutivos del correo. Los analistas dicen que la estructura centraliza el poder alrededor de la figura de DeJoy, un ex ejecutivo de logística y gran aliado del presidente Trump y descarta décadas de conocimiento de la institución postal. En total 33 miembros del personal – incluida la vieja jerarquía postal – o perdieron su empleo o fueron reasignados a otros roles y entraron cinco nuevos a ocupar cargos de liderazgo.
La nueva organización prohibe las horas extras y los viajes adicionales para hacer entregas. Eso genera demoras en las entregas que preocupa seriamente a los legisladores y abona el terreno para que el presidente descalifique el voto por correo.
La estructura reemplaza a ejecutivos con décadas de experiencia y traslada a algunos a cargos nuevos. Los cambios preocupan a los analistas postales, quienes dicen que el tono de las primeras ocho semanas de DeJoy es el de presentar al servicio postal de la nación como un brazo rentable en lugar de un servicio esencial.