EE.UU.: más utilidades, pero menores salarios reales

Una huelga de setenta días en Raytheorm, fuerte contratista del Pentágono, logró apenas 3% de aumento y mejoras en cubertura médica. Pero la firma acumula ocho trimestres de ganancias y, como tantas otras, pudo haber otorgado más.

22 enero, 2007

El convenio resultante del paro, a tres años, casi no se diferencia del prexistente. Pero lo políticamente malo es que la presidente de la división proyectiles de la empresa –Luisa Francesconi- se haya elevado a US$ 1.700.000 (o sea 19%) su remuneración anual por 2006.

Ese caso y muchos otros demuestran que el sector laboral norteamericano viene perdiendo participación en el producto bruto interno. Es un proceso de larga data, pero la admnistración republicana viene acentuándolo desde 2001/2. Durante el año pasado, de acuerdo con estimaciones provisorias, la porción de las ganancias privadas en el PBI norteamericano alcanzó 12%, esto es el máximo en cuarenta años. Asì señala la agencia Bloomberg’s, no exactamente un adalid de los trabajadores.

Ese cálculo se refiere al tercer trimestre de 2006 y contrasta con el 7% registrado en igual lapso de 2002. Estadísticas del departamento federal de trabajo señalan que, en ese quinquenio, la participación de sueldos y salarios en el PBI cedió de 49 a 45%. Ahora, las vísperas electorales y el deterioro del gobierno arrastran a una gestión socioeconómica de corte ofertista, que la incipiente puja por la sucesión de George W.Bush pone en el tapete.

El escenario de aquella huelga, la planta Raytheon en Arizona, está representada por la International association of machinists, sección 933. Com ocurre en los campeonatos de fútbol americano o béisbol, “internacional” no significa nada. Sea como fuere, este sindicato de segundo grado agrupa 1.400 miembros activos, en una industria que no tiene apuros financieros, pues pertenece al poderoso “lobby” de contratistas militares.

Roberto Martínez, delegado de la IAM en la planta, lo dijo claramente: “Compañías como Raytheon hacen dinero a cualquier costo y no les importan el personal ni la comunidad. La escandalosa remuneración de Francesconi refleja tanto los bajos salarios reales como los sobreprecios cobrados al gobierno federal”.

Por cuerda separada, Bloomberg’s y “Los Ángeles times” hicieron en diciembre una encuesta de alcance nacional, De sus resultados se desprende que la población urbana estadounidense ve con inquietud la creciente brecha entre sectores prósperos –objeto de prebendas impositivas bajo el gobierno Bush- y la gente en general.

El convenio resultante del paro, a tres años, casi no se diferencia del prexistente. Pero lo políticamente malo es que la presidente de la división proyectiles de la empresa –Luisa Francesconi- se haya elevado a US$ 1.700.000 (o sea 19%) su remuneración anual por 2006.

Ese caso y muchos otros demuestran que el sector laboral norteamericano viene perdiendo participación en el producto bruto interno. Es un proceso de larga data, pero la admnistración republicana viene acentuándolo desde 2001/2. Durante el año pasado, de acuerdo con estimaciones provisorias, la porción de las ganancias privadas en el PBI norteamericano alcanzó 12%, esto es el máximo en cuarenta años. Asì señala la agencia Bloomberg’s, no exactamente un adalid de los trabajadores.

Ese cálculo se refiere al tercer trimestre de 2006 y contrasta con el 7% registrado en igual lapso de 2002. Estadísticas del departamento federal de trabajo señalan que, en ese quinquenio, la participación de sueldos y salarios en el PBI cedió de 49 a 45%. Ahora, las vísperas electorales y el deterioro del gobierno arrastran a una gestión socioeconómica de corte ofertista, que la incipiente puja por la sucesión de George W.Bush pone en el tapete.

El escenario de aquella huelga, la planta Raytheon en Arizona, está representada por la International association of machinists, sección 933. Com ocurre en los campeonatos de fútbol americano o béisbol, “internacional” no significa nada. Sea como fuere, este sindicato de segundo grado agrupa 1.400 miembros activos, en una industria que no tiene apuros financieros, pues pertenece al poderoso “lobby” de contratistas militares.

Roberto Martínez, delegado de la IAM en la planta, lo dijo claramente: “Compañías como Raytheon hacen dinero a cualquier costo y no les importan el personal ni la comunidad. La escandalosa remuneración de Francesconi refleja tanto los bajos salarios reales como los sobreprecios cobrados al gobierno federal”.

Por cuerda separada, Bloomberg’s y “Los Ángeles times” hicieron en diciembre una encuesta de alcance nacional, De sus resultados se desprende que la población urbana estadounidense ve con inquietud la creciente brecha entre sectores prósperos –objeto de prebendas impositivas bajo el gobierno Bush- y la gente en general.

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