Se derrumbó en Estados Unidos la importación de licores. En el segundo trimestre de 2020, el país importó licores por valor de US$ 1.800 millones, 2.500 millones menos que en 2019. O sea, una caída de casi 30%. La importación de whisky cayó casi 50% y el cognac tuvo una disminución parecida.
Según Adam Levy, un veterano de la industria, esto se debe a la combinación de tres factores. La primera es que los bares y restaurantes de todo el país permanecen cerrados o tienen muy pocos clientes. Eso reduce la demanda de todo tipo de licores, pero especialmente de los más caros que se usan para cócteles.
El segundo es que la administración Trump impuso en octubre 2019 un arancel de 25% a los whiskies de Escocia e Irlanda y a otros licores producidos en Europa. Esos aranceles fueron impuestos en represalia por los subsidios que la Unión Europea otorga a Airbus y que el gobierno norteamericano interpreta que daña a Boeing.
Y el tercero, según Levy, es que la mejor calidad de los bourbons norteamericanos han reducido el deseo de comprar licores importados.