lunes, 23 de diciembre de 2024

Economía china en la versión oficial

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Para observadores occidentales la caída de la economía china de los últimos años empeora con problemas más agudos  en el sector inmobiliario, manufacturero y financiero. En cambio, China dice que que avanza hacia reformas más profundas.

Según la oficina del Primer Ministro, el año próximo será dominado por temas centrales como la apertura económica, reformas de fondo y cooperación internacional. Una economía que hoy tiene un producto bruto de US$ 10.000 billones (millones de millones) no puede depender ya solo de las exportaciones y las inversiones. La versión oficial es que se optó por la reforma estructural, y no por el uso de quantitative easing, (inyectar recursos a través del Banco Central que recompra bonos, títulos y acciones). Como sí lo hizo en su momento Estados Unidos, y ahora la Unión Europea, por no mencionar a Japón, quien también se sumó a la estrategia. Tampoco se recurrió a la devaluación de la moneda local para darle competitividad (aunque es un argumento muy controvertido, tras los vaivenes de los últimos meses).

 

La idea es impulsar reformas de mercado que configuren un nuevo modelo, basado en la innovación y el consumo. Mayor nivel de empleo, mejores ingresos, y más cuidado del ambiente son las metas declaradas. Según el discurso oficial, los impulsores del crecimiento serán reformas estructurales, y facilidades a los emprendedores, de una parte. De la otra, una mejor provisión de bienes y servicios públicos que refuercen la demanda, y terminen mejorando la calidad de vida de la gente.

 

Los analistas extranjeros tienen sus dudas: el precio de los productos básicos está cayendo otra vez, señal –especialmente- de menor demanda china. Las reformas son fáciles de enunciar –dicen- pero difíciles de concretar. Y además la conmoción bursátil de hace dos meses y las cifras reales de la economía –que no se publican demasiadas- hace temer por una recesión en el país. Con lo cual, el grupo de las economías emergentes no tendría nada que aportar al crecimiento global durante 2016.

Según las autoridades económicas chinas de lo que se trata es de lograr un mejor balance entre el Estado y el mercado, brindando a empresas, medianas o chicas –e incluso a los individuos- un mejor ambiente de negocios, liberando potencial de crecimiento que ya existe.

 

El Estado deberá ser más magro, para tener más eficacia en regular la competencia, coordinar la macroeconomía, e impulsar la agenda de reformas. Según una reciente exposición del Primer Ministro, hay mejorías notables en el sector servicios (50% del PBI), que supera la gravitación de la industria. Todos los días empiezan 10.000 negocios nuevos según los registros oficiales, que incursionan especialmente en tecnología de punta. Según su versión, se crean 10 millones de nuevos puestos de trabajo cada año. El año pasado, 100 millones de chinos hicieron turismo internacional.

 

En síntesis, se admite una moderación en el ritmo de crecimiento, pero se argumenta que a veces “menos es mejor”. Se buscan nuevas formas de crecimiento, y se trata al mismo tiempo de mejorar la competitividad de las actividades existentes. El objetivo central – se sostiene- es profundizar la integración con la economía global.

 

 

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