Los rebeldes Houthi de Yemen, aliado de Irán, asumieron la responsabilidad de una ataque armado por medio de drones en las primeras horas del sábado 14 a la refinería Abquaiq de Aramco en Arabia saudita, la más grande procesadora de petróleo del mundo. Los rebeldes también atacaron el yacimiento petrolero Khurais operado por Saudi Aramco. Ambos ataques provocaron inmensos incendios que pronto se vieron desde el espacio.
Los dos lugares forman una combinación crucial en la cadena de suministro de energía mundial. Los ataques alteraron la capacidad de producción y exportación del país, con reducciones estimadas en unos 5 millones de barriles de crudo diario, aproximadamente 50% de la producción del reino y 5% de la oferta mundia. El ministro del interior saudita dijo que los incendios en ambos lugares han sido contenidos.
Un vocero de las fuerzas armadas Houthi, Brig. Gen. Yahya Sare’e dijo en una presentación televisada que los ataques eran respuestas legítimas a los ataques sauditas, respaldados por Estados Unidos, que los medios manejados por los Houthi describen como “crímenes de guerra”. Sare dijo que la operación siguió una exitosa operación de inteligencia, con la ayuda adicional de colaboradores no identificados dentro de Sin embargo, el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo afirmó que la culpa de los ataques la tiene Irán, no los Houthi.
El mes pasado, un ataque realizado con un dron Houthi provocó un incendio en el yacimiento petrolífero Shaybah del reino, un lugar cercano a la frontera con Emiratos Árabes Unidos que produce 1 millón de barriles diarios de crudo. En mayo, drones atacaron el oleoducto saudí Este-Oeste de 750 millas de largo y que une los lugares de producción del este del país con el Mar Rojo. Los primeros informes ligaron ese ataque a los rebeldes Houthi, pero la inteligencia de Estados Unidos dice que los drones fueron lanzados desde Irak. Los iraquíes niegan rotundamente la acusación.
Los Houthi controlan la capital yemení, Sana’a, y desde 2015 pelean contra la coalición Arabia saudita-Estados Unidos que intenta reinstalar un gobierno reconocido por la comunidad internacional. Desde 2015 casi 100.000 personas han muerto en la lucha.
Los ataques del sábado se produjeron en momentos en que el reino se prepara para la OPI de Saudi Aramco.