<p>El 2010 fue un año de crecimiento para Argentina, caracterizado por una mayor rentabilidad para aquellos inversores que optaron por poseer activos más “riesgosos”. Se destacaron los bonos argentinos, las acciones y, especialmente, las unidades vinculadas al PBI como mejores opciones. Sin embargo, aquello que funcionó bien en el pasado no garantiza una buena performance en el futuro. Resulta importante realizar una re-evaluación de la coyuntura macroeconómica a la hora de decidir dónde volcar los ahorros, pensando en 2011.</p>
<p>Este año la mayor amenaza, contrariamente a lo que el común de los argentinos piensa, vendrá por el comportamiento de los mercados de Europa, que intentarán estabilizarse en un contexto recesivo con elevados niveles de deuda y ajustes fiscales. Las condiciones para que se logre cerrar un año de avances en las cotizaciones, estarán supeditadas a la no transformación de la recesión en una crisis financiera dentro de la Unión Europea.</p>
<p>Analizando la macroeconomía argentina como una resultante de la configuración de las variables internacionales, es esperable una continuación de los factores que impulsaron el crecimiento en 2010. La política de expansión monetaria protagonizada por la Reserva Federal mantiene bajas las tasas de interés internacionales y provee liquidez abundante que se dirige, en gran parte, a los mercados emergentes. Asimismo, la demanda de China y la debilidad del dólar, mantienen altos los precios de los commodities que Argentina exporta. Esto inyecta dólares en el mercado cambiario, que sigue teniendo al BCRA como principal jugador. La entidad oficial opera como un regulador del precio de la divisa norteamericana que a su vez funciona como ancla nominal de la economía argentina.</p>
<p>Sin embargo, el proceso inflacionario interno arroja presión sobre la competitividad del sector productivo local por lo que las presiones hacia una depreciación del peso se harán sentir en 2011, sobre todo en la segunda mitad del año, signada por el proceso electoral y sus consecuencias. En este sentido, la primera mitad del año emerge como más proclive a una valorización menos volátil y ascensos en los bonos en pesos.</p>
<p>En contraposición, para la segunda mitad del año, podría verse una “redolarización” de carteras por lo que ganarían importancia los bonos en dólares. Frente a un contexto de inestabilidad política o, la posibilidad de la adopción de un nuevo rumbo económico, se potencia la demanda de dólares y el arbitraje hacia bonos denominados en esta moneda.</p>
<p>La valorización como consecuencia de mayor liquidez internacional y un menor riesgo sistémico por un acuerdo con el Club de París, podría derramar también hacia los bonos provinciales y las acciones de los bancos. Estos activos ofrecen rendimientos superiores a los bonos nacionales por tener el riesgo propio de las finanzas provinciales y la actividad económica interna aunque podrían avanzar en sus cotizaciones debido a la certeza de que un estado nacional más sólido actúa como prestamista de última instancia, asegurando el cumplimiento de los compromisos.</p>
<p>Los commodities podrán seguir siendo un refugio frente a la inestabilidad, tal como lo fue el oro en 2010, aunque los valores de la mayoría ya se encuentran elevados y el margen de suba es menor. Lo mismo ocurre con algunas acciones que, si bien pueden considerarse empresas sólidas, ya han recuperado gran parte de su potencial de suba y ofrecerán rendimientos más modestos.</p>
<p>FUENTE: abeceb.com</p>
Dos refugios en año electoral: dólar y commodities
Para la segunda mitad del año, concluye un estudio de abeceb.com, podría verse una redolarización de carteras, por lo que ganarían importancia los bonos en dólares.