Afuera el clamor popular va in crescendo porque la economía no para de dar malas noticias.
No del todo convencida, Dilma cambia el ministro de Economía por uno digerible para los empresarios, que plantea un racionamiento del gasto público de US$ 80.000 millones para que regresen las inversiones. Resultado: insuficiente para las consultoras e inadmisible para el PT.
La gobernabilidad queda en terapia intensiva y con pronóstico reservado.
Mercado se adentró en esta suerte de historia clínica de la mano de un avezado y prestigioso ex ministro de Economía en la Administración de Cardoso y ex embajador en Argentina, José Botafogo Goncalves. Vaticina una inminente recomposición en la cima del poder que preserve la investidura presidencial, pero a condición de sustituir la influencia del enchastrado de la corrupción PT de Lula por el ahora mayoritario PMDB, del vicepresidente Michel Temer. Y que así, apoyado en el nuevo plafond político, el gobierno ejecute con muñeca firme, en el más breve plazo, el plan de austeridad con reorientación de estímulos que esperan los actores de fuste de la economía.
Dos consultoras especializadas en la temática brasileña, como abeceb.com y Ecolatina, afinaron el encuadre económico: dan este 2015 “por perdido”, aunque confían en que servirá para que Dilma lo aproveche para superar el atolladero.
Con la imagen por el suelo, sin mayoría parlamentaria, con el principal socio de la coalición debilitado y un Supremo Tribunal Federal que no trepida en mandar preso a cualquier burócrata por poderoso que sea, tal vez no le haya quedado otra opción a la Mandataria que afrontar, de cara a las instituciones, la crisis de confianza en su gobierno.
Estas son algunas de las conclusiones del informe sobre Brasil que publicará Mercado en su edición de abril.
Por Rubén Chorny