<p>Durante siglos, los estados de una región que va desde Marruecos hasta el golfo Pérsico han vivido de torrentes inestables y tres ríos bíblicos, Nilo, Tigris y Éufrates. Justo al sur, sólo están el Sahara o los desiertos de Libia, Egipto y Saudiarabia. Pero, como sucede en Palestina-Israel, el costo de sacar agua de los eriales obliga a varios países a importar hasta 90% de sus alimentos. <br />
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Hoy, el aumento especulativo de futuros en rubros agrícolas hace que una faja geopolíticamente volátil (desde el Tercer milenio antes de la era común) deba replantear o barajar otras opciones. La población del área entre el Atlántico y Asia occidental –excluyendo Turquía e Irán- se ha triplicado a casi 400 millones desde 1950 hasta 2009 y alcanzará unos 600 millones hacia 2050. <br />
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Para mediados de siglo, la cantidad de agua potable por habitante –ya escasa- será 50% inferior a la actual. Como, al mismo tiempo, la mayor fuente de financiamiento regional –los hidrocarburos- se habrá agotado, la falta de fondos agravará aun más las tensiones en Levante y el Maghreb. “Para muchos estados de la zona, no existen salidas sencillas ni fáciles”, sostiene Alan Richards, profesor de economía ambiental (universidad de California), en “Los Ángeles Times”. Tras perder fe en los mercados internacionales, “retoman esquemas por demás costosos para mantener reservas hídricas”.<br />
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El minúsculo Dybutí (entre Eritrea, Etiopía. Somalía y el mar) cultiva arroz en invernáculos a helioenergía. Extrae agua subterránea y emplea agua marina para enfriar instalaciones. Pero, como señalan sus técnicos, “probablemente sea el arroz más caro del planeta”. Naturalmente, Saudiarabia y otros magnates petroleros comienzan a comprar tierras de pan llevar en países como Sudán, Pakistán o Ucrania.<br />
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Egipto, donde la escasez de alimentos o su precio ya produjeron disturbios en 2008 y 2009, también se fija en su vecino y ex feudatario meridional, Sudán. Tiene en marcha un proyecto para cultivar trigo en unas 800.000 hectáreas transfronterizas. Pero esta clase de iniciativas no basta para volver a la autosuficiencia en regiones donde, otrora, el Nilo o el Tigris-Éufrates sobraban para alimentar y exportar. Hasta el siglo III de la era común, por cierto, el norte de África era el granero del imperio Romano.<br />
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En los años 80, Saudiarabia explotaba acuíferos para producir su propio trigo y hasta exportarlo. Pero, en 2007, suspendió el programa para no derrochar agua. Por el momento, las perspectivas son todavía menos halagüeñas para países tan poblados como Egipto (80 millones) o Irán (70 millones) y apenas mejores para Turquía (otros 70 millones). Éste es un escenario donde cualquiera podría concebir guerras no ya por el petróleo -como en Irak-, sino por el agua.</p>
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Dilema en Levante: sembrar más o ahorrar agua potable
Se cierne nuevamente un viejo espectro malthusiano. El alza mundial de precios pone en un brete al sudoeste asiático y el norte africano: cultivar más alimentos para poblaciones crecientes o preservar reservas acuíferas geográfícamente poco accesibles.