Deuda: el gobierno defiende la quita y subraya contradicciones

La reunión entre Horst Köhler y Néstor Kirchner preludiaba el encuentro con George W.Bush. El argentino reivindicó la oferta a acreedores privados. Pero Economía señaló contradicciones de un asesor norteamericano.

13 enero, 2004

Kirchner insistió ante el director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional en defender la propuesta de quita (75%) sobre la deuda titulizada. Su servicio –intereses, comisiones, punitorios- está en cese de pagos por una decisión unilateral de Adolfo Rodríguez Saá, efímero mandatario, a fin de 2001.

En realidad, tanto el presidente en Monterrey como su ministro económico, Roberto Lavagna, en otros escenarios, profundizan una estrategia que solía ser habitual en Brasil: mostrar dureza, pero sin cerrar la puerta a soluciones transaccionales. Por su parte, la “agencia” pro renegociación de la deuda argentina –una pantalla creada por bancas y fondos inversores- hace lo mismo.

Eso explica la alusión a “fondos buitres” y las críticas a Adam Lerrick, originadas en el palacio de Hacienda. En el segundo caso, el conocido econometrista –hoy asesor del oficialismo en la cámara baja estadounidense- contradice sus propias posturas del lapso 1995/2002, En verdad, compartió durante ocho años con Charles Calomiris y Allan Meltzer un esquema tendiente a crear la figura de “quiebra soberana”.

Inspirados en un trabajo de Anne Krueger (quien también ha perdido la memoria), los tres recomendaban “internacionalizar” el título XI de la ley federal norteamericana para bancarrotas. Lanzada durante una reunión del Grupo de los 7 –Halifax, Canadá, 1995-, la propuesta aludía por entonces a México y sus dos ceses de pagos en 1982 y 1994. Su base no era mala, pues apuntaba a un mecanismo para impedir que los acreedores se ensañasen con los deudores.

Hoy Lerrick trabaja para “fondos buitres” y, lógicamente, su posición es opuesta. En realidad, retoma la que exhibiera antes del colapso mejicano, como funcionario de la ex Salomon Brothers y Crédit Suisse First Boston.

Hasta 2002, Lerrick, Meltzer y Calomiris, discípulos de Krueger, definían el cese de pagos (“default”) como “necesidad para luego restructurar deudas soberanas. Si hay otras opciones, ningún acreedor aceptará quitas voluntarias”. O sea la situación actual respecto de Argentina y otros. Quienes apoyan a Lerrick tienen un buen argumento político: el cesa de pagos fue declarado por un presidente provisional, sin respetar mecanismos constitucionales. Pero los gobiernos posteriores y el Congreso no le entablaron juicio político…

Kirchner insistió ante el director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional en defender la propuesta de quita (75%) sobre la deuda titulizada. Su servicio –intereses, comisiones, punitorios- está en cese de pagos por una decisión unilateral de Adolfo Rodríguez Saá, efímero mandatario, a fin de 2001.

En realidad, tanto el presidente en Monterrey como su ministro económico, Roberto Lavagna, en otros escenarios, profundizan una estrategia que solía ser habitual en Brasil: mostrar dureza, pero sin cerrar la puerta a soluciones transaccionales. Por su parte, la “agencia” pro renegociación de la deuda argentina –una pantalla creada por bancas y fondos inversores- hace lo mismo.

Eso explica la alusión a “fondos buitres” y las críticas a Adam Lerrick, originadas en el palacio de Hacienda. En el segundo caso, el conocido econometrista –hoy asesor del oficialismo en la cámara baja estadounidense- contradice sus propias posturas del lapso 1995/2002, En verdad, compartió durante ocho años con Charles Calomiris y Allan Meltzer un esquema tendiente a crear la figura de “quiebra soberana”.

Inspirados en un trabajo de Anne Krueger (quien también ha perdido la memoria), los tres recomendaban “internacionalizar” el título XI de la ley federal norteamericana para bancarrotas. Lanzada durante una reunión del Grupo de los 7 –Halifax, Canadá, 1995-, la propuesta aludía por entonces a México y sus dos ceses de pagos en 1982 y 1994. Su base no era mala, pues apuntaba a un mecanismo para impedir que los acreedores se ensañasen con los deudores.

Hoy Lerrick trabaja para “fondos buitres” y, lógicamente, su posición es opuesta. En realidad, retoma la que exhibiera antes del colapso mejicano, como funcionario de la ex Salomon Brothers y Crédit Suisse First Boston.

Hasta 2002, Lerrick, Meltzer y Calomiris, discípulos de Krueger, definían el cese de pagos (“default”) como “necesidad para luego restructurar deudas soberanas. Si hay otras opciones, ningún acreedor aceptará quitas voluntarias”. O sea la situación actual respecto de Argentina y otros. Quienes apoyan a Lerrick tienen un buen argumento político: el cesa de pagos fue declarado por un presidente provisional, sin respetar mecanismos constitucionales. Pero los gobiernos posteriores y el Congreso no le entablaron juicio político…

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