Detroit: un proyecto de rescate que puede llevar a semiestatización

Por un lado, el proyecto enviado por el congreso al gobierno saliente –no al entrante- parece preludiar participación estatal en General Motors, Ford y Chrysler (¿o Cerberus Capital Management?). Por otro, tal vez haya una ola de dimisiones.

9 diciembre, 2008

Si bien aún no se llega a un esquema de salvamento definitivo (el preacuerdo se orienta a inyectar caja en la tambaleante GM), los analistas no dudan de que el estado desempeñará papel clave en el rescate. Máxime si éste condujera a una doble (GM-Ford) o triple fusión. La segunda posibilidad sería un merecido golpe a Cerberus, un fondo especulativos que a abusado de las compras apalancadas.

En efecto, el documento parlamentario prescribe que el fisco tome en garantía acciones por 20% del total cubierto. Nuevamente, se plantea una incógnita: ¿qué hacer con Chrysler? Al “comprar” Cerberus el 80,1%, salieron de bolsa y, además, sigue el litigio con Daimler por el 19,9% restante. No parece aconsejable que Washington quede asociado a un fondo extrabursátil en problemas.

A su vez, las automotrices deberán aceptar límites a la remuneración de ejecutivos subsistentes y al pago de dividendos. Eso figura ya en el megarrescate inicial por US$ 694.000 millones aprobado hace dos meses. En teoría, si hay acuerdo entre los poderes legislativo y ejecutivo (a éste le restan 31 días), debiera ser el último salvamento sectorial. Pero ¿quién podría afirmarlo?

Al respecto, hay un detalle inquietante: el “tsar” a cargo de la operación será nombrado por George W.Bush, o sea por Henry Paulson, a quien varios legisladores quisieran entablarle juicio político –junto con Benjamín Bernanke, Reserva Federal- por su papel en la serie de crisis desencadenada en agosto. Ese futuro funcionario usurparía funciones de la justicia determinadas por la ley de concursos y quiebras. Ya lo hace el polémico Neel Kashkari (ex Goldman Sachs) al frente de la agencia federal de estabilidad financiera, que controla el paquete de megarrescate.

Tocante al preacuerdo, las inyecciones de efectivo incluyen GM y Chrysler, no todavía Ford Motor.Pero ya el senador demócrata Christopher Doss (Connecticut) sugiere cortes de cabezas en las tres firmas. Pero se centra en la de Richard Wagoner “Tiene que irse. Han sido demasiados años de errores estratégicos y la restructuración requiere caras nuevas”.

En verdad, los pocos “éxitos” del ejecutivo se anotaron en desmedro de trabajadores, jubilados y atención médico. Con bastante apoyo de la Auto Workers Union, como lo hace evidente la toma de una fábrica de ventanas para coches en Chicago (parroquia de Barack Obama). Los doscientos miembros de un pequeño sindicato denuncian a Bank of America por no descongelar los fondos de una empresa local “mientras los grandes bancos reciben miles de millones por parte del gobierno federal”.

Si bien aún no se llega a un esquema de salvamento definitivo (el preacuerdo se orienta a inyectar caja en la tambaleante GM), los analistas no dudan de que el estado desempeñará papel clave en el rescate. Máxime si éste condujera a una doble (GM-Ford) o triple fusión. La segunda posibilidad sería un merecido golpe a Cerberus, un fondo especulativos que a abusado de las compras apalancadas.
<p>En efecto, el documento parlamentario prescribe que el fisco tome en garant&iacute;a acciones por 20% del total cubierto. Nuevamente, se plantea una inc&oacute;gnita: &iquest;qu&eacute; hacer con Chrysler? Al &ldquo;comprar&rdquo; Cerberus el 80,1%, salieron de bolsa y, adem&aacute;s, sigue el litigio con Daimler por el 19,9% restante. No parece aconsejable que Washington quede asociado a un fondo extraburs&aacute;til en problemas.</p>
<p>A su vez, las automotrices deber&aacute;n aceptar l&iacute;mites a la remuneraci&oacute;n de ejecutivos subsistentes y al pago de dividendos. Eso figura ya en el megarrescate inicial por US$ 694.000 millones aprobado hace dos meses. En teor&iacute;a, si hay acuerdo entre los poderes legislativo y ejecutivo (a &eacute;ste le restan 31 d&iacute;as), debiera ser el &uacute;ltimo salvamento sectorial. Pero &iquest;qui&eacute;n podr&iacute;a afirmarlo?</p>
<p>Al respecto, hay un detalle inquietante: el &ldquo;tsar&rdquo; a cargo de la operaci&oacute;n ser&aacute; nombrado por George W.Bush, o sea por Henry Paulson, a quien varios legisladores quisieran entablarle juicio pol&iacute;tico &ndash;junto con Benjam&iacute;n Bernanke, Reserva Federal- por su papel en la serie de crisis desencadenada en agosto. Ese futuro funcionario usurpar&iacute;a funciones de la justicia determinadas por la ley de concursos y quiebras. Ya lo hace el pol&eacute;mico Neel Kashkari (ex Goldman Sachs) al frente de la agencia federal de estabilidad financiera, que controla el paquete de megarrescate.</p>
<p>Tocante al preacuerdo, las inyecciones de efectivo incluyen GM y Chrysler, no todav&iacute;a Ford Motor.Pero ya el senador dem&oacute;crata Christopher Doss (Connecticut) sugiere cortes de cabezas en las tres firmas. Pero se centra en la de Richard Wagoner &ldquo;Tiene que irse. Han sido demasiados a&ntilde;os de errores estrat&eacute;gicos y la restructuraci&oacute;n requiere caras nuevas&rdquo;.</p>
<p>En verdad, los pocos &ldquo;&eacute;xitos&rdquo; del ejecutivo se anotaron en desmedro de trabajadores, jubilados y atenci&oacute;n m&eacute;dico. Con bastante apoyo de la Auto Workers Union, como lo hace evidente la toma de una f&aacute;brica de ventanas para coches en Chicago (parroquia de Barack Obama). Los doscientos miembros de un peque&ntilde;o sindicato denuncian a Bank of America por no descongelar los fondos de una empresa local &ldquo;mientras los grandes bancos reciben miles de millones por parte del gobierno federal&rdquo;.</p>
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