Como consecuencia de las trabas a las importaciones, el cepo cambiario, la elevada incertidumbre y la pérdida de competitividad externa, el componente más afectado fue la inversión (-4,9%). El consumo fue nuevamente el principal -y único- motor de la economía.
Por otra parte, según datos del Indec la inflación en 2012 fue de 10,8%, la cual aceleró su ritmo en relación al año anterior (9,5%). En parte, esto ocurrió porque se levantaron las dos anclas nominales de la economía (tarifas de servicios públicos y tipo de cambio nominal) y la emisión monetaria para ayudar al fisco alcanzó niveles récord.
A pesar de que 2012 no fue un año sencillo para la economía mundial producto de la latente crisis europea, el mundo no se derrumbó el año pasado. La región latinoamericana creció el año pasado un promedio de 2,6%, apenas 1,5% por debajo del crecimiento de 2011.
Argentina se apartó del desempeño de la región, con un crecimiento que no sólo se ubicó por debajo del promedio (fue uno de los más bajos junto con Brasil) sino que mostró la mayor desaceleración (perdió 7 puntos porcentuales). Además, el aumento del nivel de precios en Argentina fue de los más elevados de la región.
A diferencia del pasado, la Argentina se encontró por debajo del desempeño de los principales países de América Latina. No basta con mirar al resto del mundo para encontrar las causas del freno de la economía: también hubo factores domésticos relevantes.