Desabastecimiento y sobreprecios en naftas: las refinadoras se resisten a traer faltante a pérdida

El juego de la frazada corta con los combustibles dio la vuelta completa: escasez, aumentos encubiertos, racionamientos, mercado negro, desabastecimiento y ahora el círculo se cierra con la importación subsidiada.

6 mayo, 2008

La discusión entre los actores de un mercado que empieza en el pozo petrolero
y termina en un surtidor es quién pagará la diferencia entre lo
que cuesta un litro de combustible en el exterior y el que se expende en las estaciones
de servicio del país: al menos 40 centavos de dólar, un tercio más
barato respecto de los vecinos.

Las refinadoras que no tienen producción propia de petróleo (como
Shell y en menor medida Esso) venían absorbiendo el quebranto en la compra
de materia prima para el gasoil en sus cuadros de resultados, mientras que en
la importación del combustible todas se hacían cargo de repartirlo
en la cadena de comercialización, reduciendo los márgenes de utilidad
en la distribución y expendio.

Pero esta vez ningún eslabón quiere seguir resignando rentabilidad,
el Estado no termina de hacerse cargo de la compensación entre el precio
externo y el que fija al usuario y el resultado no es otro que el brote de desabastecimiento
y mercado negro que se aprecia en estos días.

El marco en el que se desarrolla esta particular confrontación de intereses
es, al igual que el año pasado, el mes de comienzo de las labores de
siembra en el campo, cuando la demanda de gasoil en el interior alcanza sus
picos más altos.

La foto es siempre la misma: interminables colas en los pocos surtidores que
mantienen las mangueras activas e inusual movimiento de camiones que portan
tanques del combustible fraccionados, que son bajados en plantas de almacenaje
o directamente a grandes productores que compran a granel para asegurarse la
provisión cuando más la necesitan. Ya desde el año pasado
se denunciaba que el costo real del gasoil entregado en esas condiciones de
privilegio ascendía a 3 pesos.

Con todas las letras lo explicó la titular de la Federación de
Empresarios de Combustible de la República Argentina (FECRA), Rosario
Sica: “Existe un mercado negro” de combustibles, en el que el costo
del gasoil es, al menos, un peso más caro que en las estaciones de servicio.

La fundamentación que da es clara: mientras las expendedoras de la petrolera
YPF venden la nafta común a $1,60, el “mercado negro” lo ofrece
a 2,70. Falta combustible en las estaciones de servicio, porque hay intermediarios
que compran los stocks a algunos propietarios de esas YPF que, por la baja rentabilidad
del negocio, ya que los obligan a vender al valor más bajo, están
necesitados de vender para cubrir sus gastos.

“Hace 10 días, YPF vendía el gasoil a 1,599 cuando importarlo
costaba 2,20 por litro”, dice Sica, para destacar que “hay 60 centavos
de diferencia”, con el valor de importación. Subraya que “esta
gente que lo compra a YPF a 1,60, lo vende en el campo a $2,70 o $2,80”.

¿Lo saben la Secretaría de Energía, a la que los estacioneros
afirman llenar de denuncias, y el titular de Comercio, Guillermo Moreno? Este
año se diferencia del anterior en que aún no hubo importaciones,
ni de ENARSA, la empresa estatal de energía, ni de las refinadoras privadas,
a las que se obligaba a traer gasoil a pérdida so pena de aplicarles
la ley de abastecimiento. Basta recordar los sucesivos conflictos que por el
tema hubo con la cúpula de la Shell.

El panorama se agravó esta vez porque la crisis energética no
reconocida oficialmente como tal derivará en cortes de suministro de
GNC, al igual que se hizo y se hará con la entrega de gas a las industrias,
lo cual terminará siendo reemplazado por combustibles líquidos
alternativos, como la nafta. En consecuencia, las importaciones requeridas excederán
a las de gasoil, un ingrediente nuevo en el confuso cóctel que caracteriza
a la comercialización de combustibles, mesa de la que siguen participando
Esso, Shell, YPF y Petrobrás, las dos primeras en forma sorpresiva, porque
nadie daba un centavo por su permanencia en el país.

En estos momentos, todas ellas están abocadas a la ejecución
de la segunda etapa de los aumentos autorizados desde el año pasado por
el gobierno, que ronda el 13 %.

Y las suspicacias se depositan como el humo en las estaciones de servicio,
donde las colas y las mangueras cruzadas grafican la escasez de combustibles,
estimada en un 30 % por fuentes del sector.

Polémica por la producción

El titular de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes
(AESI), Manuel García, denunció que “las petroleras dicen
que están produciendo a full pero los números muestran otra cosa:
en 1995 con menor consumo que ahora se producían 7 millones de metros
cúbicos de nafta y el año pasado sólo se llegó a
5 millones”.

En el rubro gasoil ocurre otro tanto, indicó García, quien precisó
que en 2007 se volcaron al mercado 11,5 millones de metros cúbicos, contra
los 12,7 millones que se produjeron en 2001, en plena recesión.

La versión de las refinadoras hace hincapié en el fenómeno
de demanda para explicar la falta de combustible: “Hoy el problema es logístico:
la demanda va más rápido que los camiones”, sostuvo Tomás
Hess, director de Asuntos Públicos de Esso.

El año pasado se habían vendido 3,04 millones de metros cúbicos
de súper -la nafta con más salida-, un 17% más que en 2001.
Es que en 2007 aparecieron 567.850 automotores, casi seis veces más que
en 2002. Y este año se estima que otros 620.000 nuevos aumentarán
la demanda de combustibles.

Hasta el año pasado, algunas compañías del sector, como
Esso y Petrobrás, venían compraron en el exterior ese combustible
para cubrir necesidades puntuales. Pero en 2007 se importaron 19.265 m3 de súper,
según la Secretaría de Energía, lo cual casi duplica las
importaciones del año anterior y quintuplica las de 2002.

Desde el sector privado, se advierte, asimismo, que las exportaciones del mismo
combustible se redujeron a la mitad entre 2006 y 2007, en respuesta a las acusaciones
que les llueven desde los expendedores, quienes claman por un cierre en el grifo
exportador.

Y como la oferta local estuvo dependiendo del funcionamiento de las refinerías,
asumen vital importancia la calidad del crudo que tengan para procesar (el país
produce cada vez menos petróleo de buena calidad, que rinde mejor en
las destilerías) y que no se registren paradas de planta no previstas.

El presidente de la petrolera Esso en la Argentina, Tomás Hess, interpretó
que “las noticias de desabastecimiento y los rumores de aumentos de precios”
llevaron a “un punto de inquietud”, en el cual “los automovilistas
quieren tener permanentemente el tanque lleno” y eso “generó
una demanda que va más rápido que la logística: no hay
camiones suficientes para poder abastecer esa situación”, sostuvo
Hess en declaraciones a la FM Global Station.

La argumentación de que se esté vendiendo con cupos en estaciones
de servicio de la Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos,
Tandil y Mar del Plata es que “la demanda de combustible crece a más
del 15% anual, por el aumento de la actividad económica, mientras que
la cantidad de refinerías es la misma”. Y aseguraron que están
trabajando al máximo de su capacidad para “abastecer al mercado
interno”.

El titular de Esso en la Argentina comentó que la empresa vendió
en abril “un 23% más de naftas en todo el país”, con
un aumento “mayor al 30% en Capital y Gran Buenos Aires”. Y reconoció
que tuvieron “mangueras cruzadas” (es decir, expendedoras sin combustible),
aunque lo atribuyó a que “los días de neblina y especialmente
los días que hubo humo”, no pudieron sacar camiones.

Hess reiteró que “la capacidad de refinación que tiene el
país está en el máximo” y que “todas las refinerías
están funcionando a máxima capacidad” para satisfacer la
demanda. Y aseguró, también, que “los stocks (actuales) son
totalmente suficientes” para abastecer el mercado.

También desde YPF señalaron que “la empresa mantiene el
normal abastecimiento de naftas y gasoil en todo el país”. Sus tres
refinerías operan a la máxima capacidad e, incluso, en el primer
trimestre, la provisión fue un 12 % más alta que en igual período
del año pasado.

El gobierno, a través del INdEC, reconoció ayer que el procesamiento
de petróleo presentó, en el primer trimestre, un nivel similar
al del mismo lapso del año anterior. El mayor crecimiento se registró
en fuel oil, con un alza de 5,1%, mientras que la producción de nafta
está estancada.

Incertidumbre energética

La provisión tanto de gas como de electricidad durante este invierno
determinará el faltante de combustible que será necesario cubrir
con importaciones, y hasta tanto, las refinadoras y el gobierno evitan tocar
el tema, porque antes que nada habrá de dilucidar quién se hará
cargo de la diferencia entre el precio de compra en el exterior y la tarifa
local regulada por el área oficial.

Tanto en el plano gasífero como en el eléctrico, Cristina de Kirchner
deberá afrontar un panorama lleno de incertidumbres por la situación
que atraviesan los países vecinos y proveedores de energía: Bolivia
y Paraguay.

Aunque desde Bolivia buscan tranquilizar las aguas, pese a que el referendo
de Santa Cruz sentó un importante precedente para el resto de los departamentos
que buscan su autonomía frente al gobierno nacional, el gobierno de Evo
Morales avanza y retrocede con respecto a los contratos de venta de gas boliviano
a la Argentina.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, el viernes dijo
en Santa Cruz que “no hay necesidad de renegociar los contratos, estamos
en la búsqueda de una ecuación del menor daño posible al
mercado argentino”.

Los contratos firmados, en octubre del año 2006, establecen que Bolivia
deberá vender hasta 7,7 millones de metros cúbicos diarios de
gas natural el 2010, y a partir de ese año subir su cuota desde los 14
millones de metros cúbicos diarios.

Por su parte, el gobierno paraguayo quiere renegociar los costos de la energía
que vende a Argentina por la represa hidroeléctrica de Yacyretá.

Según expertos, el precio de mercado oscilaría entre US$ 80 y
100 por megawatt/hora. En los últimos meses, Argentina padeció
el incremento del precio de la energía que importa de otro país
vecino, Bolivia.

El gobierno de Paraguay adelantó que buscará renegociar el precio
de la energía eléctrica que la represa de Yacyretá vende
a la Argentina y advirtió que su país no aceptará “migajas
ni propinas”.

El presidente electo Lugo reclamó que la energía se le pague
a Paraguay al precio de mercado, por lo que en el caso de la Argentina, el costo
se triplicaría, dado que hoy paga entre 8 y 30 dólares por megawatt/hora.

El incremento también lo sufriría Brasil, por la energía
que recibe de la represa binacional de Itaipú.

En el caso de Yacyretá, la energía que produce la represa corresponde
una mitad para Argentina y la otra para Paraguay, pero este país utiliza
sólo entre un 2 y 5 % y vende su excedente a la Argentina.

La discusión entre los actores de un mercado que empieza en el pozo petrolero
y termina en un surtidor es quién pagará la diferencia entre lo
que cuesta un litro de combustible en el exterior y el que se expende en las estaciones
de servicio del país: al menos 40 centavos de dólar, un tercio más
barato respecto de los vecinos.

Las refinadoras que no tienen producción propia de petróleo (como
Shell y en menor medida Esso) venían absorbiendo el quebranto en la compra
de materia prima para el gasoil en sus cuadros de resultados, mientras que en
la importación del combustible todas se hacían cargo de repartirlo
en la cadena de comercialización, reduciendo los márgenes de utilidad
en la distribución y expendio.

Pero esta vez ningún eslabón quiere seguir resignando rentabilidad,
el Estado no termina de hacerse cargo de la compensación entre el precio
externo y el que fija al usuario y el resultado no es otro que el brote de desabastecimiento
y mercado negro que se aprecia en estos días.

El marco en el que se desarrolla esta particular confrontación de intereses
es, al igual que el año pasado, el mes de comienzo de las labores de
siembra en el campo, cuando la demanda de gasoil en el interior alcanza sus
picos más altos.

La foto es siempre la misma: interminables colas en los pocos surtidores que
mantienen las mangueras activas e inusual movimiento de camiones que portan
tanques del combustible fraccionados, que son bajados en plantas de almacenaje
o directamente a grandes productores que compran a granel para asegurarse la
provisión cuando más la necesitan. Ya desde el año pasado
se denunciaba que el costo real del gasoil entregado en esas condiciones de
privilegio ascendía a 3 pesos.

Con todas las letras lo explicó la titular de la Federación de
Empresarios de Combustible de la República Argentina (FECRA), Rosario
Sica: “Existe un mercado negro” de combustibles, en el que el costo
del gasoil es, al menos, un peso más caro que en las estaciones de servicio.

La fundamentación que da es clara: mientras las expendedoras de la petrolera
YPF venden la nafta común a $1,60, el “mercado negro” lo ofrece
a 2,70. Falta combustible en las estaciones de servicio, porque hay intermediarios
que compran los stocks a algunos propietarios de esas YPF que, por la baja rentabilidad
del negocio, ya que los obligan a vender al valor más bajo, están
necesitados de vender para cubrir sus gastos.

“Hace 10 días, YPF vendía el gasoil a 1,599 cuando importarlo
costaba 2,20 por litro”, dice Sica, para destacar que “hay 60 centavos
de diferencia”, con el valor de importación. Subraya que “esta
gente que lo compra a YPF a 1,60, lo vende en el campo a $2,70 o $2,80”.

¿Lo saben la Secretaría de Energía, a la que los estacioneros
afirman llenar de denuncias, y el titular de Comercio, Guillermo Moreno? Este
año se diferencia del anterior en que aún no hubo importaciones,
ni de ENARSA, la empresa estatal de energía, ni de las refinadoras privadas,
a las que se obligaba a traer gasoil a pérdida so pena de aplicarles
la ley de abastecimiento. Basta recordar los sucesivos conflictos que por el
tema hubo con la cúpula de la Shell.

El panorama se agravó esta vez porque la crisis energética no
reconocida oficialmente como tal derivará en cortes de suministro de
GNC, al igual que se hizo y se hará con la entrega de gas a las industrias,
lo cual terminará siendo reemplazado por combustibles líquidos
alternativos, como la nafta. En consecuencia, las importaciones requeridas excederán
a las de gasoil, un ingrediente nuevo en el confuso cóctel que caracteriza
a la comercialización de combustibles, mesa de la que siguen participando
Esso, Shell, YPF y Petrobrás, las dos primeras en forma sorpresiva, porque
nadie daba un centavo por su permanencia en el país.

En estos momentos, todas ellas están abocadas a la ejecución
de la segunda etapa de los aumentos autorizados desde el año pasado por
el gobierno, que ronda el 13 %.

Y las suspicacias se depositan como el humo en las estaciones de servicio,
donde las colas y las mangueras cruzadas grafican la escasez de combustibles,
estimada en un 30 % por fuentes del sector.

Polémica por la producción

El titular de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes
(AESI), Manuel García, denunció que “las petroleras dicen
que están produciendo a full pero los números muestran otra cosa:
en 1995 con menor consumo que ahora se producían 7 millones de metros
cúbicos de nafta y el año pasado sólo se llegó a
5 millones”.

En el rubro gasoil ocurre otro tanto, indicó García, quien precisó
que en 2007 se volcaron al mercado 11,5 millones de metros cúbicos, contra
los 12,7 millones que se produjeron en 2001, en plena recesión.

La versión de las refinadoras hace hincapié en el fenómeno
de demanda para explicar la falta de combustible: “Hoy el problema es logístico:
la demanda va más rápido que los camiones”, sostuvo Tomás
Hess, director de Asuntos Públicos de Esso.

El año pasado se habían vendido 3,04 millones de metros cúbicos
de súper -la nafta con más salida-, un 17% más que en 2001.
Es que en 2007 aparecieron 567.850 automotores, casi seis veces más que
en 2002. Y este año se estima que otros 620.000 nuevos aumentarán
la demanda de combustibles.

Hasta el año pasado, algunas compañías del sector, como
Esso y Petrobrás, venían compraron en el exterior ese combustible
para cubrir necesidades puntuales. Pero en 2007 se importaron 19.265 m3 de súper,
según la Secretaría de Energía, lo cual casi duplica las
importaciones del año anterior y quintuplica las de 2002.

Desde el sector privado, se advierte, asimismo, que las exportaciones del mismo
combustible se redujeron a la mitad entre 2006 y 2007, en respuesta a las acusaciones
que les llueven desde los expendedores, quienes claman por un cierre en el grifo
exportador.

Y como la oferta local estuvo dependiendo del funcionamiento de las refinerías,
asumen vital importancia la calidad del crudo que tengan para procesar (el país
produce cada vez menos petróleo de buena calidad, que rinde mejor en
las destilerías) y que no se registren paradas de planta no previstas.

El presidente de la petrolera Esso en la Argentina, Tomás Hess, interpretó
que “las noticias de desabastecimiento y los rumores de aumentos de precios”
llevaron a “un punto de inquietud”, en el cual “los automovilistas
quieren tener permanentemente el tanque lleno” y eso “generó
una demanda que va más rápido que la logística: no hay
camiones suficientes para poder abastecer esa situación”, sostuvo
Hess en declaraciones a la FM Global Station.

La argumentación de que se esté vendiendo con cupos en estaciones
de servicio de la Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos,
Tandil y Mar del Plata es que “la demanda de combustible crece a más
del 15% anual, por el aumento de la actividad económica, mientras que
la cantidad de refinerías es la misma”. Y aseguraron que están
trabajando al máximo de su capacidad para “abastecer al mercado
interno”.

El titular de Esso en la Argentina comentó que la empresa vendió
en abril “un 23% más de naftas en todo el país”, con
un aumento “mayor al 30% en Capital y Gran Buenos Aires”. Y reconoció
que tuvieron “mangueras cruzadas” (es decir, expendedoras sin combustible),
aunque lo atribuyó a que “los días de neblina y especialmente
los días que hubo humo”, no pudieron sacar camiones.

Hess reiteró que “la capacidad de refinación que tiene el
país está en el máximo” y que “todas las refinerías
están funcionando a máxima capacidad” para satisfacer la
demanda. Y aseguró, también, que “los stocks (actuales) son
totalmente suficientes” para abastecer el mercado.

También desde YPF señalaron que “la empresa mantiene el
normal abastecimiento de naftas y gasoil en todo el país”. Sus tres
refinerías operan a la máxima capacidad e, incluso, en el primer
trimestre, la provisión fue un 12 % más alta que en igual período
del año pasado.

El gobierno, a través del INdEC, reconoció ayer que el procesamiento
de petróleo presentó, en el primer trimestre, un nivel similar
al del mismo lapso del año anterior. El mayor crecimiento se registró
en fuel oil, con un alza de 5,1%, mientras que la producción de nafta
está estancada.

Incertidumbre energética

La provisión tanto de gas como de electricidad durante este invierno
determinará el faltante de combustible que será necesario cubrir
con importaciones, y hasta tanto, las refinadoras y el gobierno evitan tocar
el tema, porque antes que nada habrá de dilucidar quién se hará
cargo de la diferencia entre el precio de compra en el exterior y la tarifa
local regulada por el área oficial.

Tanto en el plano gasífero como en el eléctrico, Cristina de Kirchner
deberá afrontar un panorama lleno de incertidumbres por la situación
que atraviesan los países vecinos y proveedores de energía: Bolivia
y Paraguay.

Aunque desde Bolivia buscan tranquilizar las aguas, pese a que el referendo
de Santa Cruz sentó un importante precedente para el resto de los departamentos
que buscan su autonomía frente al gobierno nacional, el gobierno de Evo
Morales avanza y retrocede con respecto a los contratos de venta de gas boliviano
a la Argentina.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, el viernes dijo
en Santa Cruz que “no hay necesidad de renegociar los contratos, estamos
en la búsqueda de una ecuación del menor daño posible al
mercado argentino”.

Los contratos firmados, en octubre del año 2006, establecen que Bolivia
deberá vender hasta 7,7 millones de metros cúbicos diarios de
gas natural el 2010, y a partir de ese año subir su cuota desde los 14
millones de metros cúbicos diarios.

Por su parte, el gobierno paraguayo quiere renegociar los costos de la energía
que vende a Argentina por la represa hidroeléctrica de Yacyretá.

Según expertos, el precio de mercado oscilaría entre US$ 80 y
100 por megawatt/hora. En los últimos meses, Argentina padeció
el incremento del precio de la energía que importa de otro país
vecino, Bolivia.

El gobierno de Paraguay adelantó que buscará renegociar el precio
de la energía eléctrica que la represa de Yacyretá vende
a la Argentina y advirtió que su país no aceptará “migajas
ni propinas”.

El presidente electo Lugo reclamó que la energía se le pague
a Paraguay al precio de mercado, por lo que en el caso de la Argentina, el costo
se triplicaría, dado que hoy paga entre 8 y 30 dólares por megawatt/hora.

El incremento también lo sufriría Brasil, por la energía
que recibe de la represa binacional de Itaipú.

En el caso de Yacyretá, la energía que produce la represa corresponde
una mitad para Argentina y la otra para Paraguay, pero este país utiliza
sólo entre un 2 y 5 % y vende su excedente a la Argentina.

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