Demasiados millonarios en China

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China acaba de marcar un nuevo record: su gobierno tiene más multimillonarios que ningún otro en el mundo. Ellos constituyen lo que se ha dado en llamar “la aristocracia roja”.

La pregunta que se hace Scheherazade S. Rehman, profesora de la Universidad George Washington, es la siguiente: ¿Cómo se puede crear la mayor colección de multimillonarios en un sistema comunista?
El comunista es un sistema ideológico político y económico en el cual todos son considerados iguales. Su objetivo máximo es crear una sociedad sin clases y sin estado. Para quienes no lo recuerden bien, en el comunismo no hay derechos de propiedad individual y todos los ciudadanos son dueños de la tierra en forma colectiva. Los recursos que se derivan de la tierra son centralizados. El gobierno luego se asegura de que las ganancias obtenidas con esos recursos sean igualmente distribuidas entre todos sus ciudadanos, ya que todos son considerados iguales. Por lo tanto, hay una distribución igualitaria por parte del estado cualquiera sea el trabajo que se realice porque “los medios de producción†son propiedad de todos. El objetivo primero del comunismo es impedir los efectos negativos del capitalismo: la desigualdad de ingresos. 
Curiosamente, el mayor país comunista de la actualidad tiene un gobierno con más multimillonarios que cualquier otro. O sea, que como lo señalara en 1945 George Orwell en su novela alegórica del comunismo, “Rebelión en la granja”, “todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.
Muchos de los súper ricos de China ganaron con un sistema donde hay fuertes lazos entre la política, la empresa y la corrupción. Es difícil saber exactamente cuántos multimillonarios hay porque no quieren que se los encuentre. Tienen conexiones políticas para mantener su riqueza a salvo, se convierten en políticos o adquieren ciudadanía extranjera. En el Parlamento, por ejemplo, hay 83 multimillonarios. La definición oficial de China como país comunista, entonces, es una verdad a medias, concluye Rehman. Políticamente, es un sistema unipartidario que representa a toda la gente, pero económicamente  se está alejando a toda velocidad del ideal de Karl Marx: el capitalismo está vivito y coleando. 
Poder político y riqueza son temas muy delicados en China. Las autoridades están bien conscientes de que si la actual desigualdad de ingresos se sigue ampliando, puede convertirse en un catalizador en un país donde aproximadamente 800 millones de personas viven con menos de US$ 15 al día. El ingreso promedio per capita es aproximadamente US$ 6.000 en términos nominales y US$ 9.000 en poder adquisitivo.
El presidente Xi sabe que si no puede contener la creciente brecha de ingresos en una población de 1.350 millones, cualquier demostración de extravagancia económica por parte de sus millonarios será peligrosa, especialmente en un sistema donde todos son aparentemente iguales. 

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