Desde la perspectiva de la salud humana, es lo más peligroso que puede ocurrir. Las finas partículas conocidas como PM2,5 (por la medida que tienen en micrones) penetra profundamente en los pulmones e incluso puede invadir la corriente sanguínea.
Según la Organización Mundial de la Salud, la presencia de PM2,5 es de 25 microgramos por metro cúbico, pero en Delhi, en forma cotidiana, se registran niveles de 1.000 microgramos.
Tiene entonces el dudoso mérito de ser la ciudad más contaminada del mundo. Y no es posible ignorarlo. El visitante se encuentra con un smog que lastima los ojos, con una visibilidad no mayor a una cuadra. El sol se ve oscurecido por esta nube permanente. A veces, hay aerolíneas que cancelan sus vuelos por la pobre calidad del aire.
Con frecuencia se suspenden las clases en las escuelas y el tránsito es imposible al punto que el gobierno local establecer una veda por la cual un vehículo –según el número par o impar en que termine la patente- podrá circular un día sí, y otro no.
Hay otras ciudades en el mundo con alto nivel de polución. Un caso notable es Beijing. Pero el problema de Delhi obedece a otras causas y es más difícil de combatir. En la ciudad china la contaminación proviene de la industria, los automóviles, la construcción, y las plantas de energía. Todas esas fuentes contaminantes están también en Delhi, pero hay que agregar la quema de los residuos de las cosechas de las zonas circundantes, y al polvo que viene del desierto de Rajasthan.
Cuando en Beijing hay un día especialmente contaminado, las autoridades ordenan el cierre inmediato de algunas de esas fuentes, como la actividad industrial, obras de construcción y hasta funcionamiento de plantas de energía.
Pero el sistema político de la India ha impedido hasta ahora ejercer mayor control sobre la polución ambiental. Los gobiernos locales resisten la autoridad del gobierno nacional. Los estados vecinos a Delhi, como Punjab y Haryana no ponen límites a la quema en sus campos. Piden indemnización para los granjeros que eviten quemar los residuos de la cosecha. Los granjeros son un grupo político que tiene peso y ningún político los quiere de enemigos.