Quedó en claro que no se sentía cómodo. Por tanto no sorprendió que Donald Trump suspendiera su participación en el encuentro continental en Perú. Lo reemplazará el vicepresidente Mike Pence.
La excusa es que está enfocado en la crisis de Siria, y en una probable represalia por las armas químicas usadas por el gobierno de Damasco. Pero en verdad hay otro malestar que se estaba gestando. En primer lugar todas las encuestas demuestran que los latinoamericanos no tienen demasiada simpatía por el ocupante de la Casa Blanca.
Según una encuesta Gallup, apenas 16% de los latinoamericanos consultados está de acuerdo con Trump. Además, uno de los temas centrales en el debate regional será la corrupción, y las presuntas conexiones rusas de Trump lo tienen a mal traer.
Claro está que es el más prominente de los presidentes desconformes, pero el tema de la corrupción desvela a muchos otros. Michel Temer de Brasil sabe que será aludido en los debates. Quien debía ser el anfitrión, el ex presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski debió renunciar por aparecer vinculado a los sobornos de Odebrecht, empresa brasileña que ha hecho estragos en la región. Un caso especial es Nicolás Maduro de Venezuela que fue “desinvitado” aunque amenaza con llegar igual. El mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto también ha sido salpicado por alegatos de corrupción en su país. Tampoco se esperan muchos resultados de la reunión. Los ideales panamericanistas encuentran muchos obstáculos. En los años 90 la decisión de armar una zona de libre comercio quedó en la nada. En la del 2014 la novedad fue el acercamiento de Cuba y Estados Unidos, ahora otra vez en el freezer.
El vicepresidente Pence, más conciliador, insistirá en el tema comercial, reclamando más apoyo para EE.UU ante China, por ser un socio comercial más confiable.
No será fácil. China es hoy el principal socio comercial de la región, y ha prometido inversiones en la región del orden de US$ 250 mil millones, hasta 2019.
Internamente, ni en su propio partido Republicano ni en el opositor Demócrata hay acuerdo con este faltazo de Trump. Los anteriores mandatarios estuvieron presentes en estas reuniones. El mensaje podría ser: “no tenemos interés en la región latinoamericana”.
