¿Cuál es el límite de la oposición?

Frente a un contexto internacional bastante más benéfico que el imperante hace unos días atrás y con algunos tenues indicios alentadores en el plano local, la oposición parece jugar duro. ¿Cuáles son los límites para no perjudicar al país?.

6 enero, 2001

En los primeros cinco días hábiles del año, el contexto en el que se encontraba sumergida la Argentina habría comenzado a teñirse de un color un poco más optimista.

Alan Greenspan anunció una nueva baja en las tasas de interés por temor a un potencial estancamiento, o recesión, de la economía estadounidense.

Esta decisión de la Reserva Federal dio un espaldarazo a los mercados emergentes, provocó un interesante repunte de la bolsa porteña y una baja sostenida del riesgo país.

De mantenerse, o profundizarse, la postura de la Fed la Argentina se verá beneficiada por rebajas en los intereses de la deuda, una mejora en las condiciones de competitividad para los exportadores y el posible retorno de inversiones.

Estos hechos parecen ser, según los economistas nacionales y extranjeros, signos alentadores aunque no suficientes para comenzar a pensar en la tan ansiada reactivación económica.

¿Cúal es el peligro que ven los observadores extranjeros tales como los consultores de S&P y Bearn Stearns?: la aparición de una oposición encarnizada que trabe las decisiones del Ejecutivo.

Para cualquier sistema político, sea o no democrático, la existencia de la oposición es absolutamente imprescindible; las contradicciones y los opuestos son necesarios estén ellos ubicados fuera o dentro del país.

Pero, como en todas las cuestiones de la vida, sobre todo en aquellas donde se pone en juego la palabra somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos.

En los últimos días de esta semana, los argentinos hemos podido observar algunas expresiones lanzadas desde la oposición ( inclusive de la existente dentro de la propia Alianza) que, tal vez, sena merecedoras de una exhaustiva medición de timing.

El líder de la CGT oficial retomó la metáfora de las patadas, esta vez apelando a “patear las urnas” en los próximos comicios legislativos.

Eduardo Duhalde afirmó que el Gobierno “se ahogó en un vaso de agua” y que le “toma el pelo a los argentinos” y un grupo de legisladores, algunos del PJ y otros de la Alianza, adelantaron que en febrero se opondrán a los decretos firmados por el Ejecutivo sobre fin del año 2000.

¿Es éste el momento para salir a la palestra política con expresiones marcadas por la dureza?.

En los primeros cinco días hábiles del año, el contexto en el que se encontraba sumergida la Argentina habría comenzado a teñirse de un color un poco más optimista.

Alan Greenspan anunció una nueva baja en las tasas de interés por temor a un potencial estancamiento, o recesión, de la economía estadounidense.

Esta decisión de la Reserva Federal dio un espaldarazo a los mercados emergentes, provocó un interesante repunte de la bolsa porteña y una baja sostenida del riesgo país.

De mantenerse, o profundizarse, la postura de la Fed la Argentina se verá beneficiada por rebajas en los intereses de la deuda, una mejora en las condiciones de competitividad para los exportadores y el posible retorno de inversiones.

Estos hechos parecen ser, según los economistas nacionales y extranjeros, signos alentadores aunque no suficientes para comenzar a pensar en la tan ansiada reactivación económica.

¿Cúal es el peligro que ven los observadores extranjeros tales como los consultores de S&P y Bearn Stearns?: la aparición de una oposición encarnizada que trabe las decisiones del Ejecutivo.

Para cualquier sistema político, sea o no democrático, la existencia de la oposición es absolutamente imprescindible; las contradicciones y los opuestos son necesarios estén ellos ubicados fuera o dentro del país.

Pero, como en todas las cuestiones de la vida, sobre todo en aquellas donde se pone en juego la palabra somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos.

En los últimos días de esta semana, los argentinos hemos podido observar algunas expresiones lanzadas desde la oposición ( inclusive de la existente dentro de la propia Alianza) que, tal vez, sena merecedoras de una exhaustiva medición de timing.

El líder de la CGT oficial retomó la metáfora de las patadas, esta vez apelando a “patear las urnas” en los próximos comicios legislativos.

Eduardo Duhalde afirmó que el Gobierno “se ahogó en un vaso de agua” y que le “toma el pelo a los argentinos” y un grupo de legisladores, algunos del PJ y otros de la Alianza, adelantaron que en febrero se opondrán a los decretos firmados por el Ejecutivo sobre fin del año 2000.

¿Es éste el momento para salir a la palestra política con expresiones marcadas por la dureza?.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades