Criticó Llach “las políticas ortodoxas obsoletas e insuficientes†del gobierno

El nuevo elenco de gobierno aplica todo lo que hasta hace un par de meses se juró no hacer: devaluación brusca, cierta moderación monetaria y suba explícita de las tasas de interés, pero sigue sin aparecer el plan de estabilización, fiscal y de financiamiento.

11 febrero, 2014

“La expectativa de un cambio hacia la racionalidad y la cordura en 2015, probable y muy bienvenida, está jugando así a favor del país y, delicias de la democracia, también en alguna medida, del gobierno”, saca como conclusión Juan J. Llach, en el informe económico mensual número 133 de IAE, Business School de la Universidad Austral.

 

Aunque en medio de vacilaciones, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el titular del BCRA, Juan C. Fábrega, han girado hacia una ortodoxia arcaica, que no bastará para encarrilar la economía y evitar una recesión, señala.

 

Y agrega que a esto se le agregaron la comunicación A 5536 del BCRA que limitó fuertemente la posición global neta en divisas de las entidades financieras y una magra y amañada apertura del cepo para comprar “dólares de ahorro”.

 

“La primera ha sido decisiva para calmar los distintos mercados de cambios y también para detener por ahora la caída de reservas brutas del BCRA, que se sitúan alrededor de 27.000 millones de dólares”, afirma.

 

Al respecto manifiesta preocupación por el sostenido incremento de la cuenta de su pasivo llamada “cuentas corrientes en otras monedas”, que ha aumentado 5.000 millones de dólares hasta los casi 11.000 en poquito más de dos años.

 

“La obsolescencia del enfoque y su insuficiencia, obvia aun para los legos, es el carecer de un programa de estabilización, de un plan fiscal y de financiamiento y, en última instancia, también de una estrategia de crecimiento”, sentencia.

 

Credibilidad

 

Reflexiona Llach que en tanto estos instrumentos no se agreguen a los ya develados, la de por sí escasa credibilidad de las autoridades seguirá así, y para sostener la demanda real de pesos (por ejemplo, en proporción al PIB) serán necesarias tasas de interés muy altas y recesivas.

 

Enfatiza que es una verdad obvia, aunque no siempre tenida en cuenta por la economía, que cuanto menores sean la confianza en el gobierno y la información sobre sus estrategias futuras, mayores deberán ser las tasas de interés para obtener los mismos resultados en cuanto a la demanda de pesos.

 

Esta muestra signos de fatiga en varios agregados monetarios que estaban creciendo al 31 de enero pasado por debajo de la inflación (depósitos del sector privado en cuenta corriente, 24,3% y M3 25,2% interanual).

 

A esto se agrega el hecho de que la contracción monetaria es light: a lo largo de enero se absorbió sólo un 32,2% de la expansión de diciembre, contra un 51,4% que se había contraído en enero de 2013 y, como cabe imaginar, su explicación reside en la emisión de dinero para “financiar” el déficit fiscal.

 

Las tasas de interés también se encuentran por debajo de la inflación anual y también por debajo del promedio de sus expectativas según la medición de la UTDT (37,6%), aunque se acercan a su mediana (30%).

 

La ausencia del plan de estabilización, fiscal y de financiamiento nos han llevado a dejar de lado en el IEM la doble opción optimista-pesimista que poníamos en el último informe de acuerdo a como evolucionara la política económica. Ella resultaba en una proyección positiva del 1,5% del PIB 2014.

 

A su vez, nuestro escenario pesimista que era de crecimiento cero ha evolucionado ahora a proyectar para 2014 una caída del 1% en el PIB, 2% en el consumo y 1,5% en la inversión.

 

La inflación al consumidor la estimamos en 34%. Por ello, los moderados logros hasta el momento de depreciaciones reales del peso del orden de un 20% respecto del dólar y de un 15% del tipo de cambio multilateral necesitarán, aun para mantenerse, de las mencionadas políticas de estabilización y financiamiento y también de una política cambiaria más clara que bien haría en pasar primero por un desdoblamiento que permitiera la entrada legal de divisas al precio más alto para luego llegar de nuevo a la unificación.

 

Nos espera pues un año difícil, al que a lo dicho se agregará probablemente la reducción de subsidios a la electricidad y al gas y en el que habrá semanas y meses con picos de tensión y luego calmas relativas, tal como ocurría en la década del ´80.

 

Hay factores atenuantes. Uno es que la economía global funcionará aceptablemente (recomiendo el editorial y la nota de TheEconomist del último fin de semana, que argumenta que la economía global no se está tambaleando realmente); el otro son las lluvias –en algunas partes excesivas- que permitirán casi seguro buenas cosechas de soja y otros granos, aunque no tanto del maíz ya dañado; el tercer atenuante es que si bien la gente huye y con razón del peso argentino, no está sacándolo del país, y así se ve en la menguada baja del precio en dólares de los inmuebles y del Merval, pese a la devaluación.

 

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